Proponen declarar “Patrimonio Histórico” al lugar donde murió Lázaro Blanco
La diputada María Elena Romero se refirió a su proyecto de ley para declarar Patrimonio Histórico Cultural el templete y demás instalaciones en el sitio donde murió Lázaro Blanco, ubicado en San Víctor, y el sepulcro ubicado en el cementerio municipal de San José de Feliciano, donde descansan sus restos. La iniciativa tuvo dictamen favorable de la comisión de Cultura y Turismo.
Lázaro Blanco, apodado “Chalo”, fue un chasqui (correo a caballo), que vivió hacia fines del siglo XIX en San José de Feliciano. Su fundamento histórico, es la persona de un chasqui de la actual ciudad de Feliciano. Según la tradición oral, una noche de tormenta, el 7 de septiembre de 1886 fue alcanzado por un rayo que fulminó a él y a su caballo.
Se le atribuyen milagros, conectados con el clima de la zona y también con cuestiones de salud y trabajo. Según la leyenda, Lázaro Blanco concede la lluvia ante los ruegos de los pobladores, aún en épocas de sequía.
Venerado en la zona
El Lázaro Blanco es una figura religiosa, de gran inserción popular en el norte de Entre Ríos y sur de Corrientes.
El lugar donde murió es frecuentado por mucha gente debido a la devoción popular que esta leyenda genera. Se conserva una cruz y un algarrobo derribado por aquel rayo. Existen salas recubiertas con placas, flores, banderas, rosarios, cartas, velas, entre otros tantos objetos en esa especie de santuario.
“Consideramos que el lugar donde murió y donde están sus restos en el cementerio, deben ser declarados patrimonio histórico cultural, de manera que se preserve, porque vamos perdiendo nuestra identidad y nuestra cultura”, advirtió la diputada María Elena Romero.
Preservar la identidad
“Todos los 7 de septiembre se hace una gran bailanta y fiesta, de la que participan miles de feligreses”, recordó la legisladora y agregó que “los especialistas e historiadores, opinan que se debe preservar porque tiene que ver con nuestra identidad”, dijo. Además, sostuvo que “incluso el escenario mayor de la Fiesta Provincial del Ternero, lleva su nombre”, destacó Romero.
La historia de Lázaro Blanco
Hacia 1886, Lázaro Blanco tiene 22 años y convive con Isabel López, con la cual tuvo cuatro hijos a los cuales no pudo darles el apellido ya que para esa época Feliciano no tenía una Parroquia (que oficiaba de Registro Civil) por lo reducido de su población.
Lázaro se dedica a las tareas rurales, y es buen conocedor de la selva de Montiel, que caracteriza este paraje. En base a encargos anteriores, basados en su destreza a caballo y su rapidez, se gana la confianza para desempeñar tareas de chasqui de relativa importancia.
Elección del caballo
El 7 de septiembre de 1886, el jefe de la policía de Feliciano, de apellido Hereñú, le encomienda a Lázaro una tarea importante: ir hasta la ciudad de La Paz (cabecera del distrito), distante unos 90 km de Feliciano, y traer el dinero para los sueldos de los policías a su cargo.
Adicionalmente, a los problemas habituales de los caminos, el tiempo amenaza tormenta y nadie se anima a salir, sólo Lázaro reúne el coraje suficiente para emprender la tarea.
Descarta usar su tordillo como flete y elije un caballo de pelaje gateado, en la creencia que el pelaje blanco atrae a los rayos, al igual que la tintura roja para el cabello.
Tras un breve desayuno en la casa del Alcalde, parte a La Paz a cumplir el encargo. El temporal se descarga tras recorrer los primeros 15 kilómetros.
Se detiene y se resguarda del aguacero bajo un gran algarrobo que se encuentra sobre el camino. En ese momento, un rayo de gran potencia cae sobre el árbol, fulminando a Lázaro y al caballo instantáneamente. Fue encontrado tres días después por el comisario Demetrio Verón, el cual dispone trasladar los restos a Feliciano, y fue sepultado en el viejo cementerio del pueblo.
Nace la Leyenda
Años después de este hecho, y ya casi olvidado Lázaro Blanco, una gran sequía asola la región norte de Entre Ríos. Un productor rural de la zona, llamado Ciríaco Benítez, ve con preocupación, cómo pierde toda su cosecha y su hacienda por la seca.
Durante una siesta bajo un gran árbol, Benítez tiene un sueño: sueña que un joven a quien él no conoce se le presenta, le dice que confíe en él y su cosecha será salvada; y le indica un lugar donde debe visitarlo.
Benítez va al lugar indicado en su sueño, y descubre allí una cruz de madera recordando la muerte de Lázaro Blanco en ese lugar. Al día siguiente, cae una fuerte lluvia que salva la cosecha y los animales. La noticia corre rápidamente por el pueblo, y se multiplican los pedidos de ayuda que, según los peticionantes, son atendidos prestamente.
A los pocos meses, trasladan los restos del Lázaro Blanco al nuevo cementerio, y al abrir la tumba descubren que el esqueleto de Lázaro estaba perfectamente conservado, si bien el entierro se realizó sin féretro.
Chasqui milagrero
Esto alimenta la fama del Lázaro Blanco, que trasciende las fronteras del pueblo y se desperdiga por todo el norte de Entre Ríos y Sur de Corrientes.
Queda así instaurada la devoción al “Lázaro Blanco, santo milagrero” como predican los lugareños. Hacia comienzos del siglo XX, se construye un pequeño templete en el lugar donde estaba la cruz de madera, sobre el viejo camino de tierra a La Paz.
Allí la gente deja placas de agradecimiento por los favores recibidos, y se amontona una colección de objetos y ofrendas, desde vestidos de novia a zapatos y camisetas de fútbol, velas, flores, cuchillos y sombreros.
Fuente: Elonce
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