Joven impactado por un rayo: “estaba charlando hasta que se apagó la luz”, dijo

Joven impactado por un rayo: “estaba charlando hasta que se apagó la luz”, dijo

Jonathan Gabriel Berón volvía caminando del casino hacia su casa, en el barrio Villa Rafaela, al norte de Villa Mercedes, San Luis. Eran las 3.30 de la madrugada del pasado sábado cuando la lluvia lo alcanzó mientras atravesaba la Plaza de la Salud, a menos de diez cuadras de su hogar. Ese contratiempo se sumó a la sensación de amargura tras una noche de derrota: le jugó al 2, al 5, al 12, al 14 , al 17, al 20 y a todos los centrales en la ruleta. No acertó ninguno.

 

“Joni” tiene 20 años. Los 21 llegarán dentro de dos semanas, el 23 de enero. Desde hace un año, cuenta con un lavadero de autos en su domicilio, sobre la avenida 25 de mayo al 1800 de la ciudad puntana. Hace más de una década, vive con su papá, Rubén Darío, y su hermana, Dayana, porque su madre, María Eugenia, murió cuando él tenía nueve.

 

“Sentí que me silbaban desde atrás cuatro amigos del barrio que estaban en la plaza. Me quedé un rato debajo de un árbol, charlando con ellos, hasta que se apagó la luz”, comenta Berón a Clarín, apenas salió de terapia intensiva.

 

Cuando dice “se apagó la luz”, quiere decir que lo fulminó un rayo que primero hizo descarga eléctrica en el árbol en que se apoyaba mientras charlaba con sus amigos, para seguir su recorrido por el cuello (del que colgaba una cadenita), hasta que salió por su pie izquierdo.

 

Lo siguiente que recuerda es que estaban lavando su piel en un hospital, que estaba intubado, que tenía una sonda vesical y que se asustó. Se encontraba, en realidad, en la terapia intensiva del hospital Verónica Bailone, de Villa Mercedes, porque tenía el 20% de su cuerpo quemado.
Ocurrió en Villa Mercedes, San Luis, cuando Jonathan Berón estaba con amigos en una plaza.

 

El joven tiene otros cuatro hermanos por parte de su padre. Adriana, una de las cuatro hijas que su papá tuvo de un matrimonio anterior, fue quien avisó en redes sociales, el pasado domingo y junto con una foto de él, que se encontraba bien a pesar de estar en terapia intensiva.

 

Este lunes, pasadas las 15, lo trasladaron desde terapia intensiva a una habitación común. Por primera vez desde las 48 horas que llevaba internado, se sentía mejor físicamente.
“Estaba muy dolorido. Era algo mucho peor que el ardor de la quemadura. Sentía dolor y calambres en el pecho, que estaba rígido, y no podía mover el cuello. También me dolían mucho la ingle y los muslos”, añadió en diálogo con Clarín.
Tanto el pecho, la ingle, los muslos y el abdomen fueron las partes del cuerpo de Jonathan en donde más impactó el rayo.

En el video de una cámara de seguridad aledaña a la Plaza de la Salud, que se difundió por redes sociales, se ve la siguiente escena: cinco jóvenes en ronda -cuatro sobre el asfalto y uno apoyado sobre un árbol de la vereda-. A uno lo impacta el rayo y lo fulmina. Los otros cuatro corren despavoridos por el susto.

 

 

Según declararon sus hermanas Dayana y Andrea a la FM Latina 103.9 de Villa Mercedes, cuando lo socorrieron sus amigos, éstos pensaban que se había muerto. Enseguida llamaron a una ambulancia y dieron aviso a su familia.

 

“Ingresó al hospital con una arritmia. Pero por la misma descarga eléctrica, que dejó un resabio de electricidad, no tuvieron que hacerle reanimación con electroshock. Lo de él es un milagro”, remarcó Andrea.

 

 

Un rayo es una descarga electrostática que acompaña a las tormentas eléctricas. Las distintas corrientes de aire que circulan a la altura de las nubes generan chispas cuya potencia puede alcanzar los 27 mil grados centígrados y los 15 millones de voltios, pero si toca la tierra puede superar los 100 millones.

 

 

Esto es algo prácticamente imposible de imaginar, si se tiene en cuenta que el cuerpo humano, en cambio, sólo es posible de tolerar aproximadamente 250 voltios, el voltaje que suele tener la red eléctrica de los domicilios.

 

Recibir una descarga puede ocasionar daños irreversibles en el cuerpo: quemaduras, ruptura de los tímpanos (con su consecuente pérdida de audición), daños oculares, lesiones musculares o un paro cardiorrespiratorio.

 

El caso de Jonathan es efectivamente el de un milagro: ahora le ocupa pensar en su recuperación. Dentro de dos semanas, exactamente el 23 de enero, cumplirá 21 años. Pero admite que en 2024 tendrá que festejar doble cumpleaños, para festejar también su supervivencia.

 

“Joni” trabaja en su propio negocio, “Lavadero 25 de Mayo”, que se llama así porque queda en avenida 25 de Mayo 1868, entre Jofre e Ivanowsky, en Villa Mercedes.
Comenzó hace un año con el emprendimiento, con sólo una aspiradora y una hidrolavadora, en que ofrece lavado de chasis y de motor, de tapizados, y también pulidos, encerados y renovación de ópticas de automotores.

Con el dinero que allí gana, compra materiales para la casa que él mismo está construyendo para mudarse con su novia Miryam, de quien dice estar muy enamorado y con quien comparte el ansia de progresar.
Por último, pide un favor, con timidez. En vistas a su rehabilitación, dice que aceptaría toda ayuda para poder comprar más equipamiento para su lavadero. Quien desee colaborar con él, puede comunicarse con la cuenta de Facebook “Lavadero 25 de Mayo”, o bien enviarle un mensaje a su celular (+54 9 2657 64-0509).

 

Fuente: Clarín

 

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