Advierten que el nivel del consumo masivo podría ser más bajo que el 2001
El consumo masivo en Argentina sigue mostrando señales preocupantes. Según datos recientes del INDEC, la actividad económica de julio creció un 1,7% en comparación con junio, pero el panorama se mantiene sombrío.
En una entrevista con Noticias Argentinas, Osvaldo del Río, director de la consultora Scentia, analizó el comportamiento del consumo en los últimos meses y las expectativas para el cierre del año. Del Río informó que el consumo masivo empaquetado, que abarca alimentos, bebidas, cosméticos y productos de limpieza con código de barras, sufrió una caída del 17,2% en agosto respecto al mismo mes del año anterior.
“Era previsible que el segundo semestre sería el más complicado, ya que se compara con los mejores niveles de 2022, cuando se implementaron medidas para incentivar el consumo en un contexto electoral”, explicó.
Además, destacó que todos los canales de venta están en declive: “El supermercadismo cayó un 18%, los autoservicios un 17% y los almacenes y kioscos cerca del 17%. No hay ningún sector que se salve de esta tendencia”. Los productos de higiene, cosméticos y bebidas alcohólicas han sido especialmente afectados, con caídas superiores al 20%.
Un semestre difícil y estabilidad para 2025
Del Río advirtió que el panorama no mejorará a corto plazo: “Es probable que veamos caídas de doble dígito hasta noviembre”. Sus proyecciones sugieren que el consumo podría cerrar el año con una retracción superior al 10%, lo que haría de 2024 uno de los peores años en consumo masivo de las últimas tres décadas. “Si este año termina con esa caída, estaremos por debajo del peor momento de la crisis de 2001”, afirmó.
A pesar de las cifras negativas, Del Río señaló que el consumo se ha estabilizado en los últimos meses: “Desde abril hasta agosto, las ventas han permanecido estables, sin grandes caídas mes a mes. Esto sugiere que estamos fijando una nueva base, que podría perdurar al menos hasta 2025”. Sin embargo, advirtió que esta estabilidad representa una “nueva normalidad de bajo consumo”, difícil de revertir a corto plazo.
Impacto de la inflación y el salario real
La fuerte inflación y la consecuente pérdida del poder adquisitivo también han influido en la caída del consumo. Según el INDEC, en el primer semestre del año, el salario real se redujo significativamente, lo que llevó a muchos a optar por segundas y terceras marcas. “Esto no es nuevo”, comentó Del Río, “la gente ha estado buscando productos más económicos, tratando de maximizar su capacidad de compra”. Aunque algunas paritarias han permitido una leve recuperación salarial, el desfase entre ingresos e inflación sigue siendo alto.
Al ser consultado sobre las perspectivas para el resto del año, Del Río fue claro: “No anticipamos una mejora a corto plazo. Las caídas continuarán, y aunque el consumo se ha estabilizado, la situación sigue siendo preocupante”. También anticipó que el contexto político y económico posterior a las elecciones podría traer ajustes que afecten aún más al consumo. “En diciembre, tras el período electoral, es probable que se concreten situaciones que impacten en el bolsillo de la gente”, concluyó. (NA)
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