Preocupación en el sector ganadero por falta de rentabilidad en lácteos y carnes

La mayoría de las proyecciones económicas para 2025 indican que el PBI podría crecer entre 4,5% y 5%. Este repunte estaría dado por la recuperación del consumo interno y las exportaciones. Sin embargo, hay algunas señales de alerta, ya que existen actividades productivas donde determinados eslabones podrían tener que relegar rentabilidad.

Sólo en el primer mes del año, los complejos agroexportadores generaron divisas por u$s3.465 millones, un 4% más que en el mismo mes del año pasado. Dentro de esa cifra, las economías regionales fueron las que más crecieron en este inicio de 2025, aportando poco más del 10% del total mensual. El dato exacto equivale a exportaciones por u$s354 millones. Los datos surgen del último reporte elaborado por el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA).

Sin embargo, un reciente informe del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea, plantea algunas dudas acerca del futuro. Destaca que serán necesarias otro tipo de medidas adicionales a la quita de retenciones para que los distintos sectores regionales puedan despegar. Tal como esta planteada la macroeconomía, con el tipo de cambio actual y sin medidas impositivas, será muy complicado fortalecer la rentabilidad.

¿Qué ocurre en la producción de carne y leche?

Para explicar lo que pasa en la producción de carne o en la lechería, es importante diferenciar el rol de cada uno de los protagonistas de la actividad. Por un lado están los productores, por el otro los industriales y por último los consumidores.

En el caso de la lechería, los números son positivos para los productores. El precio promedio percibido por litro de leche en tranquera de tambo durante el último mes fue de 445 pesos. El costo de producción fue de 417 pesos, según informó el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA). Esa diferencia deja un margen positivo de casi 7%.

La buena situación de los tamberos choca con la coyuntura de la industria, que atraviesa serias dificultades para exportar. Además, en el mercado interno tiene un consumidor que viene muy golpeado por los ajustes del año pasado. El caso de Nestle mantiene en vilo al sector y preocupa. La empresa debió interrumpir su producción en la planta de Villanueva y en marzo le dará vacaciones obligadas a cerca de 200 empleados.

En el sector industrial aseguran que “los costos no dan” y agregan que no se puede seguir pagando el valor actual a los productores. En el otro lado de la cadena, los consumidores también sufren por esta situación. Los productos aumentan y las ventas no se recuperan. Según un informe del OCLA, la venta de lácteos cayó 9,7% en el mercado interno en 2024.

Preocupación en la industria frigorífica

Mientras se asienta una leve mejora en el consumo interno, se vislumbra un escenario de menor oferta de hacienda y mayores precios. Esto se da en función de la competitividad que se genera cuando muchos demandan y pocos ofrecen. Esas subas se movieron dentro de un margen “tolerable” porque a pesar de la baja en los envíos a faena se registró una caída de las exportaciones.

Los precios del ganado aumentaron más de un 10% en febrero. Eso permitió que los productores ganaderos mejoraran el precio que reciben, aunque los frigoríficos y matarifes no pudieron trasladar esos aumentos en su totalidad. El motivo: los bolsillos flacos de los consumidores, que en el “comienzo del año formal” no logran cubrir todos los frentes.

 

Fuente: Ámbito

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