Paraná: advierten que adolescentes fueron drogados con una aguja en una fiesta

Paraná: advierten que adolescentes fueron drogados con una aguja en una fiesta

Una fiesta en una Quinta de Paraná terminó en una pesadilla para dos adolescentes de 17 años que fueron drogados con una sustancia desconocida, según denunció David Guestrin, padre de uno de los jóvenes, quien relató el dramático episodio que vivió su hijo el pasado 11 de noviembre.

 

Según contó a UNO, su hijo asistió a una fiesta que se había convocado por redes sociales y que estaba habilitada por el municipio. La fiesta se realizó en una quinta ubicada en calle Tibiletti y Miguel David, donde se congregaron más de 200 jóvenes.

 

Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que, cerca de las cuatro de la mañana, Guestrin recibió una llamada de los compañeros de su hijo, que le informaron que lo habían encontrado tirado e inconsciente y que lo iban a trasladar al hospital San Martín. Sin embargo, minutos después le volvieron a llamar para decirle que lo llevaban a su casa y no al hospital, porque supuestamente estaba mejor.

 

Guestrin y su esposa salieron a recibir a su hijo, que llegó en una ambulancia boca abajo e inconsciente. Los enfermeros le dijeron que estaba muy borracho y que debía dormir. “Nunca me había pasado eso con mi hijo”, dijo Guestrin, que pensó que el joven había tomado de más.

 

Pero lo que más le llamó la atención fue que, al día siguiente, cuando su hijo despertó cerca de las 15, no presentaba síntomas de haber estado alcoholizado. “Cuando despierta, estaba sin síntomas de haber estado alcoholizado: no tenía resaca, ni acidez y tenía hambre. Fue muy raro, porque si tomás en exceso es imposible que te levantes con hambre”, señaló.

Fue entonces cuando Guestrin habló con otros padres y uno de ellos le sugirió que revisara si su hijo no tenía un pinchazo en el cuerpo. Para su sorpresa, encontró un punto rojo en la espalda, en la zona del omóplato derecho de su hijo, similar a una pinchadura con una aguja hipodérmica.

Lo mismo le ocurrió a otro adolescente que asistió a la misma fiesta. Su madre lo fue a buscar y lo encontró con un pinchazo más evidente en el brazo izquierdo. “El relato de ambos coincide en que estaban bailando y se sintieron mareados, transpiraron mucho y luego no se acuerdan casi nada. Mi hijo recuerda algunos lapsos, como que pedía ayuda, que se agarró de alguien y le pidió ir al baño”, contó el padre denunciante.

Guestrin denunció el hecho en la Comisaría N° 15 y pidió que se investigue qué sustancia les inyectaron a los jóvenes y quiénes fueron los responsables. La investigación quedó a cargo de la fiscal Jimena Ballesteros. También reclamó que el municipio realice más controles en este tipo de fiestas, ya que se pone en riesgo la salud y la vida de los asistentes.

 

Controles

El padre denunciante también se mostró preocupado por la situación y apuntó contra los organizadores del evento, que se desentendieron del problema. “Mi hijo recibió ciertas presiones por uno de los organizadores del evento. Yo me quise contactar con los de la fiesta y lo único que me dijeron fue que ‘si vos te andás metiendo cualquier cosa, no es problema nuestro'”, afirmó.

Según Guestrin, hay varias teorías sobre el motivo de estas agresiones con agujas. Una es que se trata de una forma de captar clientes para el consumo de drogas. Los pinchazos suceden cuando la persona está distraída. La persona inyectada tiene una sensación placentera y luego, en la fiesta siguiente, quienes realizan este tipo de acciones aparecen ofreciendo una dosis. Otra es que se trata de una forma de diversión perversa de algunos asistentes, que disfrutan viendo cómo sufren los demás.

También señaló que estos hechos evidencian la falta de control y seguridad en los eventos nocturnos, donde asisten menores de edad sin ningún tipo de restricción. “En las fiestas no hay ningún tipo de control. El municipio controla el lugar si está habilitado y en condiciones, pero no quién entra. Y también pasa que no tiene poder de policía para pedir DNI. Hay un vacío legal en el que los inspectores no tienen poder de pedir documentación, y la policía no tiene autorización para entrar al evento a menos que haya una orden judicial. No hay una reglamentación al respecto para proceder y entonces los eventos terminan siendo un descontrol. Van chicos de 14, 15 y 16 años y la organización no hace control de quién o qué pasa adentro. Tienen una seguridad privada mínima”, explicó Guestrin.

Finalmente, pidió que se tomen las medidas correspondientes para evitar que se repitan estas situaciones e hizo un llamado a la responsabilidad de los padres y los jóvenes, para que eviten asistir a este tipo de eventos y denuncien cualquier hecho sospechoso.

Fuente: Diario Uno

 

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