La historia del jugador que sacó campeón a Independiente y hoy vive en la selva
Las rivalidades en el fútbol argentino se viven de manera pasional y como en pocas partes del mundo. Uno de los enfrentamientos de barrio más tradicionales del país es el clásico entre Independiente y Racing, que cuenta con años de historia.
Son pocos los futbolistas que vistieron las dos camisetas, lo que refleja el sentido de pertenencia que generan ambos equipos. Sin embargo, siempre hay excepciones, como el caso de Roberto Molina, quien se coronó campeón con el Rojo. Pero luego del retiro, la vida de “Nuno” evidenció un giro sorprendente e inesperado.
Molina fue un apasionado del fútbol. Desde joven persiguió este sueño, mudándose de Mendoza a Buenos Aires para jugar en las divisiones inferiores de Ferrocarril Oeste, donde debutó en primera división. A lo largo de su carrera, tuvo la oportunidad de jugar junto a grandes figuras del fútbol argentino. En 1990, debutó en el club de Caballito bajo la dirección de Timoteo Griguol, destacándose rápidamente.
En 1993, fue fichado por Rosario Central, donde dejó una fuerte impresión en los hinchas. Durante su estadía en el club, jugó 54 partidos y anotó 7 goles junto a jugadores como Kily González y Luis Omar Palma.
En 1995, Molina fue transferido a Independiente, para formar parte de un plantel histórico que ganó la Supercopa Sudamericana al vencer a Flamengo. Después de tres exitosas temporadas, se trasladó a México, donde jugó para varios clubes hasta 2001. Luego, tuvo un breve paso por Universitario de Perú, donde también se consagró campeón.
En 2002, se unió a Barcelona de Guayaquil, marcando el inicio del final de su carrera. Al año siguiente, regresó a Argentina para jugar en Racing y, finalmente, volvió a Ferro en 2004, donde se retiró tras casi 15 años en el fútbol profesional.
Su vida después del retiro
Desprenderse de su carrera como futbolista no fue tarea sencilla para Molina. Sin embargo, se mantuvo vinculado al fútbol en México, trabajando como ayudante de campo en Cafetaleros de Tapachula, donde logró el ascenso a la segunda división.
Actualmente, vive en una selva en Tulúm, donde abrió unas cabañas con su hermano, llamadas Koop Luum. Allí se enfoca en la naturaleza, enseñando a las familias a cultivar sus propios alimentos y alejando a los niños de la tecnología.
Fuente: Minuto Uno
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