El exótico huevo milenario un viaje a la gastronomía China
Los huevos milenarios, también conocidos como huevos centenarios, huevos de dragón o huevos de los mil años, no son algo fácil de asimilar. No en nuestra cultura.
Es muy probable que tu primera reacción al verlos sea de rechazo. Estamos, sin lugar a dudas, ante el ingrediente más extraño, curioso y controvertido de Mercado Flotante. Prepárate para abrir tu mente a un manjar desconocido.
Pero ¿Qué son los huevos milenarios?
Los huevos milenarios son huevos de pato (también gallina o codorniz) que se fermentan durante algunas semanas/meses en una solución de arcilla, cal, ceniza, cáscara de arroz, sal y té negro. Forman parte de la gastronomía china, donde se considera un alimento de lo más normal.
Lo de “huevo de dragón” supongo que viene por su aspecto: una clara translúcida de color ámbar a negro, la cual encierra una yema con círculos concéntricos en tonalidades verde y azul.
¿A que saben?
Parece mentira, pero saben a huevo duro. Eso sí: tiene textura como de gelatina dura y un olor muy, muy peculiar. Este es el punto en el que la mente debe abrirse al máximo, deshacerse de cualquier atisbo de prejuicio y olvidar todas las experiencias culinarias aprendidas.
El huevo milenario huele diferente, habitualmente descrito como “a azufre y amoníaco”. Sin embargo, es cremoso, aterciopelado y con un punto dulce. Hay mucha gente que asegura que es una auténtica exquisitez.
¿Cómo se come un huevo milenario?
Los huevos de dragón están listos para comer. Basta con pelarlos y cortarlos. Sobre todo, es muy muy importante que no le des un mordisco directamente al huevo entero. Nadie hace eso, ni siquiera en China. No te gustaría.
Como novatos que somos casi todos en esta parte del mundo, hay otras formas más aconsejables de consumirlos.
La receta más popular consiste en añadir un huevo milenario cortado en cubitos a un tazón arroz, otra forma muy habitual de comerlos es como aperitivo, cortados en cuartos, acompañados de jengibre encurtido y aderezados con vinagre de arroz dulce. Una versión picante incluye chile picado y una salsa de chile.
Las leyendas y polémicas
No es necesario investigar sobre su historia para saber cómo se originó este peculiar alimento: de casualidad.
Según cuenta la leyenda, un agricultor se topó con unos huevos de pato que habían ido a parar a un charco de agua fangosa hacía mucho tiempo. Para su sorpresa, los huevos eran una delicia. Después de sobrevivir a esa primera degustación, decidió dedicarse a replicar este accidental manjar manualmente. Ya hace muchos siglos de esto, y todavía hoy los huevos milenarios se consumen con normalidad en China y Taiwán.
Otra leyenda, menos agradable, dice que los huevos milenarios se preparan/remojan en orina de caballo. A pesar de lo que puedas leer en ciertos rincones de internet, ¡no te fíes! No hay nada de verdad en este asunto. Salvo, tal vez, que el olor a amoníaco de estos huevos pueda recordar al pis de un caballo.
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