Viaja 600 kilómetros en sulky para cumplir una promesa de fe

Juan Morán emprendió un viaje poco común en tiempos modernos: recorre en sulky más de 600 kilómetros desde Villa Azcazubi, provincia de Córdoba, hasta el santuario de la Difunta Correa, ubicado en San Juan. La travesía, que combina fe, esfuerzo y tradición, comenzó el pasado 30 de septiembre y ya captó la atención de vecinos y viajeros que lo ven avanzar por distintas rutas del país.

Morán explicó que el viaje es parte de una promesa personal y que cada tramo lo realiza con profunda devoción. “Viajo dos días y paro uno, para que los caballos descansen y se hidraten”, relató el peregrino, que fue visto recientemente sobre la Ruta 79, en dirección a Chepes.

Paradas y cuidado de los animales
El hombre de fe avanza acompañado de dos caballos, con los que planifica llegar al santuario en unos pocos días más. Según detalló, realiza paradas estratégicas para alimentar a los animales y reponer fuerzas. “Es un recorrido largo, pero lo hago con mucho cuidado y respeto por los animales”, aseguró.

Durante el trayecto, Morán enfrenta jornadas de altas temperaturas y extensas distancias. Sin embargo, afirma que su motivación espiritual lo mantiene firme en su promesa. Tras arribar a San Juan, tiene previsto descansar algunos días antes de emprender el regreso por la misma ruta.

Admiración en los pueblos del interior
En cada pueblo que atraviesa, el cordobés despierta curiosidad y admiración entre los vecinos. Muchos lo saludan o lo acompañan unos metros, reconociendo en su travesía un gesto de fe profunda y una expresión de las raíces gauchas que aún perviven en el interior del país.

“La gente me recibe muy bien, me ofrecen agua o un lugar donde descansar. Es lindo ver que todavía se valora la palabra empeñada y las tradiciones”, expresó emocionado.

Un símbolo de devoción popular
La historia de Morán se suma a las de tantos fieles que cada año peregrinan hacia la Difunta Correa, una figura emblemática de la religiosidad popular argentina. Su recorrido en sulky, a paso lento y con respeto por el camino, se convirtió en una muestra viva de fe y sacrificio.

Los lugareños que lo vieron pasar destacaron la fortaleza del peregrino y su compromiso con una promesa que trasciende la distancia. “No son muchas las personas que llevan a cabo este tipo de travesías”, comentó un vecino de Chepes, quien lo fotografió mientras pasaba por la localidad.

Fuente: Orionfmchepes

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