Un investigador busca reciclar 30 toneladas de pilas desechadas en Mendoza

Un investigador busca reciclar 30 toneladas de pilas desechadas en Mendoza

En Mendoza 30.000 kilos de pilas que se tiran por año quieren ser recicladas. El investigador del Conicet Mario Rodríguez dijo que podrían tener un destino final adecuado con buen impacto social y ambiental.

 

Los mendocinos tiran entre 30.000 kilos y 35.000 kilos de pilas y baterías por año. Un grupo de científicos del Conicet y la UNCuyo tiene un proyecto para instalar una planta de reciclaje de esos residuos peligrosos, pero no tienen ayuda económica para concretarlo.

 

Actualmente la provincia lleva todas las pilas que junta a través del plan de recolección a disposición final a un relleno de seguridad en Santa Fe.

 

Los investigadores llevan más de cinco años intentando conseguir financiamiento para concretar un proyecto de reciclado de pilas y baterías de litio. Firmaron un convenio con Godoy Cruz en 2018, pero se cayó luego de tres licitaciones fallidas. Dos años después se iniciaron conversaciones con Junín y tampoco prosperó.

 

¿Cuánto contaminan las pilas?

Una pila común contamina 3.000 litros de agua, una alcalina 175.000 y una pila de reloj, tipo botón, hasta 600.000, según un informe de Greenpeace y del laboratorio de Obras Sanitarias de Mar del Plata.

Ahora Mario Rodríguez, director del Laboratorio de Metalurgia Extractiva y Síntesis de Materiales (Mesimat), está invirtiendo su propio dinero para inaugurar una planta piloto, pero necesita respaldo para llevarla a escala industrial.

 

Por su parte, Miriam Skalany, directora de Protección Ambiental de Mendoza, aseguró que nunca le presentaron ni a ella ni a la Secretaría de Ambiente el proyecto con la tecnología que iban a desarrollar.

 

¿En qué consiste el proyecto de la planta de reciclaje de pilas y baterías?

El proyecto consiste en darle un buen destino final a todas las pilas y baterías que se recolectan en los diferentes puntos de Mendoza. Mario explicó que primero hay que hacer una clasificación y separarlas por forma, tamaño y composición.

El científico dijo que requieren diferentes formas de reciclado. Tienen patentado el proyecto de las baterías, que son pilas de ion litio, por ejemplo de teléfonos celulares, cámara fotográfica, de herramientas, de computadoras y luego tienen asociados dos desarrollos más, uno que incluye las pilas comunes, como AAA o AA y otro a pilas del tipo níquel hidruro metálico, que son otro tipo de pilas con funcionamiento o el rendimiento similar a las baterías ion litio.

“Se disuelven los componentes, como si se coloca un sólido. Puede ser azúcar en agua. Lo disuelve, no ve más el sólido y después lo que se hace es una precipitación química agregándole otros agentes para obtener distintos compuestos que son utilizados en la industria. Para vender a mercados nacionales e internacionales, siempre tienen aplicaciones industriales“, dijo el investigador.

 

Según explicó, la maquinaria es similar a la que se utiliza para la industria alimenticia. Son cintas transportadoras y lo más complejo es un reactor con un tacho de 200 litros con algunas condiciones especiales.

 

¿En qué porcentajes se pueden reciclar las pilas?

Mario sostuvo que de las baterías de celulares se recupera alrededor del 95%. Lo que todavía no se ha estudiado es la parte de los contactos, que tiene plástico y cobre.

 

Con respecto a las pilas comunes – agregó – que se reciclan por encima del 90%, por un lado la carcasa, por otro, la parte interna, se puede recuperar porque cuando la batería está agotada se transforma todo en una pasta que se disuelve y se obtienen distintos productos y por último el centro, que en algunas pilas es una barrita de carbón, también se puede reciclar.

“Se ha invertido mucho tiempo, ha habido muchos proyectos de investigación, se podrían reciclar las pilas y baterías y tener un mejor destino final porque se puede recuperar todo, pero se prefiere pagar y hacer un destino final que no es el adecuado”, dijo Mario Rodríguez.

 

El investigador explicó que se podría incorporar a la industria materiales que de otra manera se perderían y evitar la contaminación que se hace cuando uno extrae estos metales porque reduciría la explotación de minerales.

 

“Un impacto social y ambiental porque le das un destino final adecuado a estos residuos. Recuperas el contenido interno y el externo porque las carcasas son aceros que se pueden volver a fundir y volver a producir acero“, cerró.

 

Fuente: Diario UNO

 

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