Qué hizo en 4 días el padre de la nena de Roxana Carabajal: cómo los siguieron
Los cuatro días que mediaron entre la desaparición y la localización de la hija de la folclorista Roxana Carabajal estuvieron marcados por el peso de una incertidumbre angustiante pero también por un seguimiento hora por hora al padre de la nena de nueve años que estuvo con ella todo el tiempo. ¿Qué pasó al cabo de todo ese lapso? ¿Cómo fue cada etapa de la búsqueda? Aunque parezca paradojal casi todo el período de ausencia de la niña para los investigadores fue claro que no estaba en peligro. Pero el empecinado hermetismo del padre que desconectó su celular y rehusó todo tipo de comunicación con sus relaciones cercanas mantenía una fuerte inquietud entre los grupos familiares y de los propios pesquisas.
La primera denuncia sobre la inesperada ausencia de Gonzalo Koller, de 35 años, y de su hija partió el viernes último de la misma familia de este hombre afincado en Carcarañá que trabaja en una fábrica elaboradora de alimentos que es propiedad de la pareja de la madre. El caso por jurisdicción lo recibió la fiscal de Casilda Marianela Luna quien ordenó el ingreso al domicilio. Allí aparecieron los primeros indicios de misterio. La casa estaba vacía pero los muebles habían sido acumulados por el dueño de la vivienda en la parte trasera, donde hay un comercio avícola, y les había prendido fuego. Ante eso se recuperaron videos de un aparato de DVR que capta imágenes en formato digital.
Todo el tiempo en esta pesquisa hubo una extraña convivencia entre lo perturbador y el alivio. Fue algo inhabitual lo que mostraron las imágenes. Los investigadores vieron que a las 5.30 de la mañana Koller trazó unas cruces de sal en el frente de su casa y al cerrarla se persignó reiteradamente e hizo el gesto de bendecir, persignándose, hacia la puerta de la casa. También advirtieron que se subía a su auto con la nena lo que indicaba que se la llevaba con él.
Desde la fiscalía activaron de inmediato el protocolo de búsqueda del Ministerio del Interior y otras medidas propias. El protocolo implica dar intervencion a fuerzas de seguridad y a organismos nacionales encargados de movimientos de personas como la Dirección Nacional de Migraciones y la Gendarmería Nacional. Se requirió asimismo el pedido de secuestro del auto, intervenciones telefónicas sobre la línea personal y laboral de Koller, registro y seguimiento de movimientos bancarios, videos de estaciones de peaje.
Las averiguaciones preliminares sobre la personalidad de Koller no indicaban una personalidad problemática. Al revés: un hombre estimado, con temperamento estable, responsable de su hija y querido en su vecindario. Lo que sí generaba inquietud era la inesperada salida, el hecho de no avisar a nadie, no llevarse teléfono y el episodio de la quema de los muebles. A la mañana del sábado a las 8.30 de la mañana se produjo la primera evidencia de paradero que se conocería mucho después: un pago con tarjeta en una estación de servicio en el partido de La Plata. Luego fue hasta Santa Teresita, uno de los primeros balnearios del municipio urbano de la costa bonaerense, aunque las referencias de gastos indicaban que en esa localidad estuvo apenas un rato.
A medida que Koller producía gastos la brecha de tiempo de búsqueda de los investigadores, entre el movimiento del buscado y su captación, se iba achicando. Un subinspector de policía de apellido Nair tomó personalmente el caso y fue muy minucioso en el registro de todos los desplazamientos. Este oficial se desempeña en el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu) y comunicó que el 9 de julio se localizó el ingreso de Koller a las 11 de la mañana en el Hotel Presidente de Rosario. La información no era proporcionada en tiempo real sino con algún rezago por lo que los funcionarios de fiscalía al hacer la verificación en el hotel constataron que había estado allí con su hija pero ya se habían ido.
Durante el sábado y domingo se notaba por los consumos los pasos de Koller: extracciones de efectivo en cajeros automáticos de la zona céntrica de Rosario y de la costanera. Se supo que habían estado comiendo por ejemplo en el bar Río Mío, en el parque de las Colectividades. Parecía tener lógica en la conducta del hombre buscado la de un padre en vacaciones. Aunque en un tiempo muy acotado había llevado a su hija al mar, a un hotel, a bares y le habia comprado regalos. La fiscal Luna pensó que en esa secuencia tenía lógica que fueran a algún shopping. Requirió a fuerzas de seguridad que se apostaran en los ingresos al Alto Rosario con imágenes de su apariencia física.
No lo ubicaron allí pero el martes a la mañana Koller y su hija efectivamente fueron al Alto Rosario e hicieron compras en dos locales. Las cámaras del centro comercial captaron a ambos pero se retiraron. A mediodía se produjeron los impactos de tarjeta de crédito sobre esas compras.
Para ese momento los pesquisas iban dos horas detrás de los movimientos de padre e hija. Trabajaban efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de Rosario y Casilda más fuerzas nacionales. La fiscalía manejaba el dato de que en un domicilio de la zona sur de Rosario vive la madrina de la nena con la cual Gonzalo tiene una relación de amistad. Fue por eso que los investigadores supusieron que se presentaría en el domicilio de esta mujer en Anchorena al 200 bis. Una brigada estuvo allí. La madrina de la niña no estaba pero sí una empleada doméstica que reveló que un hombre que por el aspecto que le indicaron era Koller había estado allí el domingo. También un detalle imprevisto: antes de retirarse porque su amiga no se encontraba, había hecho una cruz de sal en la puerta de la casa.
Los pesquisas supusieron que volverían y dejaron apostada una patrulla. Efectivamente volvió pero al notar la presencia policial se asustó y escapó. La presunción de la fiscal Luna y el equipo de AIC fue que Koller retornaría a la casa a la noche. No fallaron. A las 20.45 de este martes ambos llegaron a la vivienda. Allí Koller fue aprehendido por la guardia policial sin oponer ninguna resistencia.
La comunicación de que Gonzalo y su nena estaban a salvo devolvió el aliento a la familia. Los dos fueron trasladados a la sede del Ministerio Público de la Acusación en Casilda. Una psicóloga entrevistó a la pequeña. Según fuentes del MPA la encontró alegre y con intenciones de no ser separada de su padre. Contó que había pasado cuatro días muy divertidos. No parecía difícil de entender. Contó que el padre le compró regalos, la llevó a comer, que fueron a Santa Teresita y que comieron en distintos lugares. La pequeña es hija de Koller y de Carabajal. Residían los tres en Córdoba pero desde la separación de ellos la pequeña vivió siempre con el padre en Carcarañá de donde él es oriundo.
A propósito de Koller, por la contextualización de la entrevista psicológica que le practicaron este martes a la noche, más sus actos inusuales como incendiar los muebles en su casa, el terapeuta actuante solicitó la actuación del consultorio médico forense para una evaluación, a la vez que la fiscal Luna dispuso un tratamiento psiquiátrico y psicológico. La evaluación psicofísica de la nena arrojó el resultado que los investigadores habían imaginado: estaba en perfectas condiciones.
¿Cómo sigue esto en términos penales? ¿Es Koller susceptible de algún reproche de la fiscal? No en principio por irse con su hija: es su padre, ejerce la patria potestad y vive con ella. Llevársela no implicó un acto de sustracción o privación de libertad. En todo caso deberán evaluar si es posible alguna recriminación al eludir a la policía como un acto de resistencia leve. Koller retornó a su casa por determinación de la fiscal Luna.
“Fueron momentos desesperantes en algún momento porque no podíamos dar con él aunque siempre estábamos tras su itinerario”, dijo Luna. “Pero al mismo tiempo sabíamos que no había indicios de que la niña estuviera sufriendo un daño”. La historia de la ausencia que angustió a la familia terminó la noche de ayer. Las claves de porqué se produjo de este modo esta ausencia tal vez sean motivo de análisis en un ámbito que no es público sino íntimo.
Fuente: La Capital
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