La situación se ha hecho visible cuando compañeros de las alumnas y alumnos son quienes notifican a las autoridades escolares, dando inicio a un trabajo que incluye la convocatoria del grupo familiar.
Para entender la gravedad del fenómeno, Pablo Landa, quien es personal de Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) y también trabaja en establecimientos educativos habló del tema. Landa confirmó que estos casos están en aumento, señalando que “por lo menos en este año 2025 es un fenómeno bastante más común de lo que uno quisiera ver”.
El profesional explicó que existe un fenómeno de contagio entre los jóvenes. Para ellos, la autolesión suele ser una materialización de algún dolor emocional. Según Landa, el dolor físico funciona como una vía para materializar y aliviar el sufrimiento psicológico.
“El dolor físico anula el dolor psicológico… no es que lo anule sino que lo materializa y tras lo cual después el cuerpo hace una reacción de de endorfinas”, señaló.
El psicólogo de Copnaf destacó que los adolescentes son a menudo de difícil acceso y no suelen querer hablar de lo que les sucede. Además, se encuentran en una etapa de separación, lo que complica la intervención, incluso cuando los padres intentan acercarse pudo saber EntreRíosYA de lo informado por Ahora.
Un desafío importante es la detección. Aunque las lesiones en los brazos son más fáciles de observar, especialmente en verano, Landa indicó que han visto casos en los que los jóvenes se lesionan otras partes del cuerpo y lo tapan.
Landa hizo hincapié en la importancia del abordaje terapéutico. La primera medida a seguir es hablar con los padres, aunque muchas veces el personal escolar habla primero con los chicos debido a la confianza existente. Luego se convoca a los padres para que tomen medidas y estén al tanto, especialmente si se requiere un abordaje terapéutico.
El profesional sugirió que, ante la sospecha o falta de detección de un malestar profundo, una consulta psicológica puede ser crucial.
“Muchas veces los padres no detectan que los pibes están pasando alguna situación mala, entonces una consulta al psicólogo podría… aparecer alguna motivación… o alguna cosa que tengan que trabajar los padres”.
Finalmente, el psicólogo destacó que las “oleadas” de casos tienden a aumentar cuando los jóvenes pasan mucho tiempo solos y no están siendo monitoreados. Se ha observado un incremento en los casos durante este último año
