Nueva modalidad de robo: Cómo evitar robos con las tarjetas sin contacto
La aparición de una nueva modalidad de robo con tarjetas sin contacto, modalidad casi “invisible” ya que se registra sin que el dueño saque el plástico de la billetera, provoca temor y muchas dudas. ¿Cualquiera puede ser víctima de este tipo de delito? ¿Existe, acaso, alguna manera de protegerse?
El último fin de semana hubo en la ciudad de Rosario una fiesta electrónica en Metropolitano. Una persona que estuvo en el encuentro contó que hubo mucha sorpresa porque circuló que estuvieron robando (además de celulares, como siempre en eventos masivos) muchas tarjetas de débito y crédito, pero sin que las personas las sacaran de sus billeteras.
Especialistas en ciberseguridad dieron a conocer una serie de hábitos y recomendaron dispositivos para evitar ser víctimas de la nueva forma de fraude contra tarjetas sin contacto.
Es importante saber cómo se registra el robo invisible: como ahora los plásticos se activan con chip sin contacto, a los delincuentes les basta pasar con un pequeño posnet inalámbrico por al lado de donde esté la tarjeta y automáticamente se les acreditan pagos que nunca se autorizaron. Todo ocurre mientras los dueños de las tarjetas tienen los plásticos en la billetera, sin siquiera sacarlos del bolsillo ni el bolso donde estén. El delincuente “cobra” un monto sin permiso al acercar un lector NFC que realiza pagos vinculado a un celular al bolsillo de la persona.
Bloquear la señal con otras tarjetas
Entre las formas de evitar este tipo de robo, los expertos consultados aseguraron que la más simple es tener dos o tres tarjetas con esa tecnología superpuestas, ya que de esta forma no funciona ninguna.
Esto se debe a que el dispositivo de cobro emite una señal, que es captada por lo que esté en cercanía, y la tarjeta le responde en un milisegundo su identidad. Si hay múltiples plásticos apilados, la respuesta es confusa y el lector da error.
Lo mismo sucede al ponerle una tarjeta Sube pegada.
Las billeteras antirrobo inalámbrico
Al tratarse de una práctica que viene exportada de otros países donde la tecnología sin contacto funciona desde antes, ya existen publicidades en redes de billeteras antirrobo inalámbrico.
Estas billeteras, que se comercializan como “protección RFID”, tienen una protección que bloquea las ondas de radiofrecuencia que identifican y transmiten datos desde las tarjetas. En otros casos tienen una protección de aluminio u otro metal que actúa de aislante, algo parecido a una bolsa Faraday.
Por eso algunos sitios de internet sugieren, para evitar fraudes, usar carteras con tela gruesa, no tener expuestas las tarjetas o envolver los plásticos con papel aluminio. Todo vale con tal de no poner en riesgo las cuentas ante el ataque de delincuentes cada vez más sofisticados.
Tener cuidado durante las aglomeraciones
Frente a estos nuevos dispositivos que pueden leer a cierta distancia una tarjeta, los especialistas consultados recomiendan estar muy atentos en lugares donde hay aglomeración de personas y todos están muy cerca del otro. Al tratarse de dispositivos que no leen las tarjetas a mucha distancia, el atacante tiene que acercarse bastante: la separación entre la tarjeta y el aparato debe ser menor a cinco centímetros para que pueda leerla.
“Si vamos por la calle o estamos en algún lugar y alguien a lo mejor simula llevarnos por delante o algo así, hay que ir a revisar rápidamente los movimientos en nuestras cuentas bancarias. También recomiendo controlar periódicamente los resúmenes de las tarjetas”, especificó Leonardo Gianzone, director de la tecnicatura universitaria en ciberseguridad de la Universidad del Gran Rosario (UGR).
En ese sentido, aconsejó llevar la billetera donde estén las tarjetas en un lugar seguro y que no quede a mano de cualquiera que quiera acercar una terminal de pago NFC, como un bolsillo interno de una campera. También incentivó a usar billeteras de cuero o algún material grueso, y “estar atentos a cualquiera que se acerque demasiado a nosotros, a nuestra cartera o mochila. Cuanto más alejadas se lleven para que no puedan quedar cerca de una terminal de pago, mejor”, aportó.
Que nadie toque la tarjeta
Entre otros hábitos de prevención, mencionaron tratar de no perder nunca de vista la tarjeta, en especial cuando se utiliza en comercios, un restaurante o un bar donde el cliente está sentado y paga con el plástico. Incluso recomendaron no permitir que otro manipule el plástico, aún cuando acerquen a la mesa un lector de tarjeta inalámbrico para pagar, o si no lo tienen y hay que ir hasta la caja. “Ya no basta con no perderla de vista, ahora la cosa ya pasó a ser que nadie la toque”, aclararon.
De todos modos, Gianzone insistió que “lo más útil es llevar un control de los gastos, de los resúmenes de tarjeta y de los movimientos de las cuentas a través del homebanking”.
Al respecto, recordó que en las tarjetas de crédito hay un período de 30 días desde que se recibe el resumen para detectar que hay una operación que no realizó y hacer reclamo al banco y a la compañía financiera para desconocerla. En el caso de la tarjeta de débito, aconsejó revisar periódicamente el home banking para ver que no haya ninguna compra o transacción que uno no haya realizado.
Cómo funciona la nueva modalidad de robo
Hoy en día los posnet para leer las tarjetas son pequeños, a pilas e inalámbricos, y se utilizan vinculados a un celular. Por lo cual, el atacante solo necesita su teléfono y un posnet contó en off a La Capital un programador y fanático de la tecnología que conoce bien el paño.
De este modo, el atacante vincula el posnet a su celular, y desde la app de Mercado Pago simplemente pone “cobrar”, e ingresa un importe. Con solo acercar la tarjeta, si tiene límite, ya sea crédito o débito, se realiza la operación. “Y lo más curioso es que en el detalle de la victima solo dice Mercado Pago. Quizás después le aporta más información, pero a simple vista, y al momento, no se entera”, prosiguió.
La metodología se usa en boliches, bares, clubes y colectivos. “Llevan el posnet en un bolsillo de un pantalón finito, y simplemente chocan a la víctima. Si la distancia entre la tarjeta y el aparato es menor a cinco centímetros, ya es suficiente para leerla. Y la mayoría de las personas tiene las tarjetas en la billetera a la misma altura”, prosiguió. El atacante se ve como una persona más con el teléfono en la mano, o incluso puede llevarlo en el bolsillo, porque lo activa en modo cobrar con una cifra y el posnet queda en stand by aproximadamente un minuto.
Una vez cometida la estafa, el dinero se triangula y se utiliza para comprar artículos para “blanquearla” y ocultar la pista. “Si a tu mamá la llaman y le hacen sacar $200.000 de un crédito que ella no pidió, y vos ves que la plata fue a mi cuenta, vas al banco y hacés la denuncia. Pero cuando llegan a mí, resulta que yo había puesto a la venta un televisor en Marketplace, vino un flaco, le gustó, me transfirió la plata y se lo llevó. Entonces, terminamos vos y yo con el problema, pero el ladrón tiene el tele”, ejemplificó.
Fuente: La Capital
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