Los vínculos con sangriento cartel narco de la pareja entrerriana condenada

Los vínculos con sangriento cartel narco de la pareja entrerriana condenada

La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la pena de 20 años de prisión contra la hacendada entrerriana, oriunda de Concordia, María Hilda Calabrese, condenada por organizar una banda que se dedicaba al transporte internacional de estupefacientes desde la provincia de Corrientes.

 

Calabrese, operaba junto con su pareja Florentino Niemiz, oriundo de Crespo (Entre Ríos), en el marco de una organización criminal internacional dedicada al tráfico de estupefacientes, al menos, desde junio de 2013.

 

 

Relaciones peligrosas

Lo que empezó hace más de una década atrás, como una apasionada historia de amor, terminó en una película criminal: la relación comercial con el temible Comando Vermelho, uno de los dos carteles narco más poderosos de Brasil, y una condena histórica por la Justicia Federal.
María Hilda Calabrese, nació hace 65 años en Concordia; Florentino Dante Niemiz creció en Crespo, cuando recién había sido bautizada Capital Nacional de la Avicultura. El destino los uniría mucho tiempo después en la provincia de Corrientes.

Ella se recibió de kinesióloga e instructora de yoga, pero nunca ejerció, ya que vivió con los lujos de una familia hacendada con unas 7.400 hectáreas en los Esteros del Iberá. Él trabajó como comisionista y luego se dedicó a la administración de campos. En la actividad agropecuaria se conocieron y durante muchos años mantuvieron su relación oculta, hasta que María Hilda optó por Fiorito, como llaman a Niemiz, y se divorció de su marido, un veterinario padre de sus hijos.

 

 

Tráfico internacional

Cuando cayeron detenidos, nadie lo podía creer. En noviembre de 2013, decenas de gendarmes en vehículos terrestres y helicópteros arribaron a las estancias Santa Úrsula y Santa María del Aguapey, propiedad de Calabrese, así como a viviendas de otros sospechosos en Corrientes y Misiones. Habían observado que, en estos establecimientos, arrendados a un brasileño, había llamativos movimientos de aterrizajes de avionetas de banderas bolivianas y varios sujetos fuertemente armados.

 

Lo que se destapó fue que las estancias de Calabrese, eran el centro de operaciones para el tráfico de cocaína a escala internacional. Y la mujer, como su pareja, cumplían su rol bajo las directivas del organizador de cada movimiento: Silvio Andre de Lima Borges, o también conocido con la identidad de Marino Divaldo Pinto de Brum, ni más ni menos que uno de los jefes del Comando Vermelho, la más grande organización criminal de Brasil dedicada principalmente al narcotráfico.

 

 

Cuatro toneladas
Según lo determinó la Justicia, la pareja de entrerrianos puso a disposición de Lima Borges sus estancias para el acopio unos 4.000 kilos de cocaína mensuales que llegaban desde Perú y Bolivia, para la posterior distribución hacia Rosario, Buenos Aires y el sur de Brasil.

 

Utilizaban aeronaves Cessna. Lima Borges eligió la Mesopotamia como la región para desplegar su empresa criminal multinacional, y trabajó con su mano derecha y testaferro, Carlos Elías Pacheco. Este correntino de 45 años, organizó toda la actividad delictiva junto a Niemiz y Calabrese.

 

 

La sentencia
En la sentencia que los envió dos décadas a prisión, los jueces Víctor Alonso, Fermín Ceroleni y Lucrecia Rojas de Badaró, sostuvieron que Niemiz mantenía una relación sentimental con Calabrese, lo que permitió que en el año 2010 –una vez divorciada la mujer de su marido– su novio se hiciera cargo de la explotación del campo, pero ella, nunca se desligó de la administración del mismo, ni delegó totalmente su poder en su pareja.

Por el contrario, la oriunda de Concordia, siempre cumplió un rol preponderante, lo que suponía, no solo que se beneficiaba directamente con el producido de la actividad ilícita, sino que tenía el manejo de fondos, celebraba los contratos y mantenía activo contacto con el personal, consignó Uno.

 

 

Contacto con el jefe

Calabrese “tenía el poder y los conocimientos suficientes para hablar con Pacheco y presentarse ante el brasileño Lima Borges por ser la dueña del campo. Puso a disposición de la asociación ilícita las estancias con la pista de aterrizaje, los galpones, las viviendas y otros anexos, e intervenía directamente en todos sus actos”, sentenciaron los jueces.

“No solo se limitó a aportar el campo que había recibido en herencia de su padre como centro operativo de un sinnúmero de acciones ilícitas, entre ellas, el ingreso, acopio y comercialización de estupefacientes, sino que tenía el manejo del personal y de todas las operaciones que se realizaban”, agregaron.

Una faceta que nadie imaginaba en una mujer de perfil bajo y gustos caros. Se quedó no solo sin libertad hasta su ancianidad, sino que le decomisaron las miles de hectáreas. Durante el juicio, Lima Borges permanecía prófugo. En agosto de 2017 fue apresado en Brasil y tiene varias causas en la Justicia argentina como en la brasileña.

 

 

Condenas

El 11 de abril de 2017, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes condenó a Calabrese a 20 años de prisión y multa, como organizadora de una asociación ilícita, en concurso real con el delito de transporte de estupefacientes, agravado por la cantidad de intervinientes.
En el juicio también fueron condenados Carlos Elías Pacheco y Florentino Dante Niemiz a 20 años de prisión.
El ciudadano peruano Gabriel Pirro Mori, el ciudadano boliviano William Hurtado Suárez y el brasileño Edison Alvezn Dzwieleski recibieron la pena de 16 años. En tanto que José Alberto Velazco y Horacio Rubén Acosta fueron condenados a 10 años, así como a 8 años a Carlos Alberto Pereira y Jorge Osvaldo Villán.

 

Golpe económico

También se dispuso el decomiso de las de 7.400 hectáreas de campos de los establecimientos Santa Ursula y Santa María del Aguapey, cuatro aviones, una camioneta 4×4, dos motos, un cuatriciclo y equipamiento de transporte.
Estos bienes fueron destinados al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico y al Ministerio de Seguridad de la Nación. “Todo esto le pasó por amor”, dijo un allegado a Calabrese

 

 

Por amor

“Ella quedó enredada en todo esto por el amor, o pasión, que le tenía a su pareja Florentino Niemiz. Fue él quien le arrendó los campos de las estancias a un narco brasileño”, contó una allegada a María Hilda Calabrese a La Capital en 2017.
Quienes la conocen, la describen como una “mujer de alcurnia de gustos caros (joyas y cremas) que jamás lavó un plato o cocinó en su vida. Siempre fue ama de casa y se ocupó de la crianza de sus hijos”.
“Los que la conocen a la única conclusión que llegan es que todo esto le pasó por amor. Se dejó llevar por el Fioro y terminó condenada por narcotráfico”, dijo el hombre.

 

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