Les robaron 11 veces en 10 meses y piensan mudarse: la pesadilla de una familia
“Pesadilla” es la palabra con la que una familia de barrio Los Plátanos, al oeste de la ciudad de Córdoba, describe lo que está viviendo. A pesar de vivir a sólo 10 cuadras de la comisaría, eso no impidió que en los últimos 10 meses les robaran 11 veces.
“Esta era la casa de mis abuelos”, dice Gisela, la dueña de casa. “Recuerdo que cuando era chica, este barrio era lo mejor”.
Gisela y Cristian, su marido, comenzaron a refaccionar la vivienda familiar en septiembre pasado, con el objeto de instalarse. Desde entonces, sufrieron reiterados robos y ataques contra el hogar. El más violento fue el lunes pasado. La pareja no quiere fotos. El temor aún perdura.
“Cuando empezamos las obras, los vecinos nos dijeron que en esta zona, los delincuentes andaban por los techos, pero no pensamos que podía ser tan grave la situación”, comentaron a La Voz.
“No estábamos en casa. Yo estaba trabajando y Gise estaba con una actividad de los chicos. La alarma me avisó que habían entrado intrusos a mi casa”, relata Cristian.
Los ladrones ingresaron por una ventana del fondo y que tenía una reja fuerte.
“Le hicieron un boquete”, explica Cristian y agrega: “Hicieron tanta fuerza para sacar la reja que le hicieron una grieta a la pared”.
Al ingresar, pudieron eludir uno de los sensores. Pero al llegar al dormitorio de la pareja, un sensor los detectó y se activó la alarma. Ahí comenzó la furia destructiva.
Primero, los ladrones rompieron la campana de la alarma que sonaba en el interior del domicilio y luego empezaron a sacar todos los televisores. También se llevaron algunas alhajas y perfumes.
Finalmente, encontraron la caja fuerte escondida y quisieron arrancarla de donde se encontraba empotrada. Como no pudieron, la rompieron. “No sabemos cómo hicieron, porque le dieron palanca y la rompieron. Ya no sirve más”, lamentaron los propietarios.
Al día siguiente del robo, el hijo de 5 años encontró en su dormitorio una mochila usada por los delincuentes. Estaba repleta de controles remotos y herramientas de los ladrones.
La policía judicial ni fue
Hasta el momento, la pareja sostiene que la Policía Judicial no ha levantado las huellas que puede haber en ventanas y otros espacios de la casa. “Estamos esperando a que vengan a hacer los peritajes, pero todavía no han venido”, dijo Cristian.
Las víctimas señalaron que hay vecinos que vieron a los ladrones. Creen que hay elementos suficientes para capturarlos.
10 robos más
Desde que en septiembre de 2021 comenzaron las obras para acondicionar la vieja vivienda, la pareja contabiliza ya 11 robos.
“Siete episodios fueron mientras estábamos refaccionando la casa, y cuatro más desde que estamos viviendo acá”, sostiene Gisela.
“Nos hicieron de todo. En una oportunidad nos robaron las luces que habíamos puesto en el jardín del frente mientras estábamos en obra. Las arrancaron. Otra vez pasaron y nos rompieron el vidrio del auto que teníamos estacionado frente a la casa. Otra vez le robaron el auxilio al auto de un amigo que había venido a visitarnos. También ingresaron cuando la casa estaba con albañiles, rompiendo la puerta de entrada que tuvimos que cambiar. Así todo el tiempo”, relata la angustiada mujer.
“Un día, a la madrugada, me abrieron la venta de en frente y metieron la mano, cuando grité salieron corriendo. No les importa si estamos adentro, y lo peor de todo es que si entran sabiendo que puede haber gente adentro y que esa gente puede estar armada, es porque vienen dispuestos a todo”, afirma Gisela.
“Ya no tienen nada que robarnos. Entre los arreglos que tuve que hacer de lo que me rompieron, el dinero que me robaron que era la recaudación de mi comercio y el sueldo de mis empleados, y todo lo que tuve que invertir en seguridad, no me queda dinero. Mis amigos me ayudaron para poder pagar a algunos acreedores, estoy fundido”, lamenta Cristian.
“Lo peor es que esta pesadilla parece no tener fin”, agrega.
“Gastamos un montón en seguridad, pinches para la parte superior de las rejas, otro portón, alarma, triple cerradura para las puertas, y sin embargo así, siguen entrando”, agrega Gisela.
Hace dos noches que Cristian no duerme y tuvo que tomar calmantes. Dice que se siente desprotegido y que ya no sabe qué hacer.
“Se me vienen muchas ideas a la cabeza, pero yo no soy así. Hace cinco meses que vivimos acá, pero ya estamos pensando en irnos del barrio”, expresó.
DEJÁ TU COMENTARIO: Los comentarios publicados son exclusiva responsabilidad legal de sus autores.