La últimas novedades de la búsqueda de los amigos kayakistas desaparecidos en el mar
Pasan las horas y crece la angustia por el paradero de Ramón Román (56) y Gabriel Raimann (38), los amigos que desaparecieron en Pinamar el domingo a la mañana, tras haber ingresado al mar en kayak para pescar. A lo largo de este martes, la Prefectura Naval y organismos de Seguridad provincial y municipal realizaron rastrillajes por aire, mar y tierra, sin resultados positivos.
El operativo de búsqueda está encabezado por la Subsecretaría de Emergencias del gobierno bonaerense junto a la mencionada fuerza federal, la Armada Argentina y las Municipalidades de Pinamar y del Partido de La Costa, que brindan apoyo y colaboración.
Durante la jornada del martes, los rastrillajes arrojaron el hallazgo de varios objetos, como un gorro, un porta carnada y restos que serían de un gomón. Los elementos fueron secuestrados y llevados a la Estación de Policía Comunal Pinamar Seccional 3° de Valeria del Mar, que fue la que inició las actuaciones en la causa por averiguación de paradero. Luego, fueron exhibidos a los familiares de Román, que no los reconocieron como pertenecientes al hombre de 56 años.
En el marco de la búsqueda, las autoridades resolvieron confeccionar un Comité de Emergencia con base de operaciones en la zona de Punta Médanos, en el partido de La Costa. El lugar elegido fue estratégico: fuentes del caso comunicaron a Infobae que, de acuerdo a las condiciones climatológicas que se desarrollaron desde el domingo, “se presume que el mar los puede devolver a la altura de la costa entre Santa Teresita y San Bernardo”.
La familia de Román, sin embargo, maneja otra posibilidad: que el kayak podría estar cerca de Uruguay, a unos 200 kilómetros al sur de Punta del Este. Así se lo hizo saber Pablo, uno de los hijos de Ramón, a las autoridades municipales en una reunión que mantuvieron durante el transcurso de la jornada. Al joven se lo indicaron conocidos pesqueros.
Prefectura comenzó a investigar el dato, aunque las fuentes consultadas por este medio señalaron que esa posibilidad “es bastante remota” a partir de los análisis que realizaron los técnicos en la materia. De todos modos, desde la Municipalidad de Pinamar se comunicaron con la Dirección Nacional de Emergencias de Uruguay para transmitir la alerta.
Una aeronave B-200 de la Armada Argentina, un helicóptero, un buque guardacostas, embarcaciones varias (semirrígidas y motos de agua) y patrullaje de camionetas en tierra y drones forman parte del operativo de búsqueda.
Además de los efectivos de la Prefectura, se encuentran trabajando en el caso personal de las Fuerzas de Operaciones Especiales (F.O.E.) afectado al Operativo Sol en curso, bomberos de Costa del Este y Cariló, Defensa Civil, personal y medios del área de Comunicaciones de la Policía Bonaerense y de la División Aérea, personal de la Delegación Departamental de Investigaciones en función judicial, el Escuadrón de Caballería Pinamar y la Secretaría de Seguridad pinamarense.
A ello se le sumó la búsqueda por cuenta propia de los familiares de Román, quienes contrataron una avioneta para que recorra la costa durante cuatro horas.
Les costó $350.000 cada hora. “Lo alquilamos todo por nuestros propios medios”, contó José, uno de los cuatro hijos de Ramón. La aeronave salió cerca de las 9.
Con el correr de la mañana, además, un vecino de Pinamar que cuenta con una avioneta se contactó con los familiares y les ofreció hacer otro vuelo.
“No encontramos nada”, contaron los hijos pasadas las 15 ante la prensa y reclamaron que se amplíe el área de búsqueda y que se coordinen más recursos. “Necesitamos ayuda”, pidieron.
En medio de la angustiante situación, José y sus familiares también manifestaron su intención de contratar un helicóptero. “Es que las avionetas entran hasta mil metros aproximadamente. El helicóptero, en cambio entra muchísimo más lejos”, explicó el joven y enseguida señaló una dificultad: “Pero sale un millón pesos”. Frente a ello, comenzaron una colecta.
Ramón es oriundo de Misiones y hace 26 años que vive en Pinamar. Trabaja en el rubro de la construcción y conoció a Gabriel el año pasado. Tenía poca experiencia de navegación, según revelaron los hijos.
Su amigo también es misionero, de la localidad de Campo Grande, padre de cinco hijos. Luego de un tiempo cumpliendo distintas labores en el mismo rubro, Raimann regresó a la costa hace unos días, con el deseo de radicarse definitivamente. En su caso, sus familiares contaron que no tenía conocimiento alguno sobre navegación.
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