“Dicen que desapareció una CPU madre con todas las bases de datos”, comenta otro de los miembros de los grupos de Whatsapp, conformados por clientes que se contactaron a través de las redes sociales.
La historia parece de película. Muchos dolorenses que conocían a Cerillano, sospechan que habría escapado junto a su mujer, Leticia Ferreira, a Uruguay. Según indicaron, hallaron su auto, un Audi, en la estación de servicio conocida como “La Isla”, ubicada sobre la ruta 2, a 12 minutos de la ciudad.
“Leticia es uruguaya, así que es probable que hayan ido para allá. Siempre estuvo metida en cosas raras. No me cerró nunca. Vendía productos Amway y tenía mucha plata. Vivía en Nordelta y andaba en un Audi”, comenta una persona que la conocía.
“Cuando nos enteramos de todo esto a través de la cuenta de Instagram de la empresa, después de que empezaran a escracharlos, llamamos a las aerolíneas y nos dijeron que nuestro vuelo había sido cancelado por falta de pago”, dice uno de los tantos estafados que ya había abonado la totalidad de su viaje.
“Nos sentimos vulnerables porque no hay nada que regule estas cuestiones. Uno confía porque ve que es una empresa que tiene miles de seguidores y todos publican que les fue bien entonces no te imaginás que vas a caer en esta situación. Uno se siente muy desprotegido y no hay leyes rápidas para solucionarlo. Me siento dolida, angustiada, con mucha bronca. Íbamos a ir en familia a festejar un cumpleaños. Siento un dolor horrible”, relata otra clienta que ya había pagado su viaje a El Calafate para el 6 de septiembre.
Y agrega: “No tengo un ticket de vuelo y no tuvimos ningún tipo de respuesta. Mi hermana y su familia también habían comprado el mismo viaje y, al igual que nosotros, se lo habían reprogramado. Nos sacaron 540 mil pesos. Antes de ayer nos dijeron que los vuelos habían sido ‘cancelados por error’”.
Desde que la noticia de que el dueño había desaparecido sin previo aviso, los empleados comenzaron a movilizarse a través de sus redes sociales y las de la empresa. “A muchos les debía el sueldo de hace meses”, agregan e indican que desconocían los movimientos que tenían Cerillano y su socio, Juan José Figueroa.
Muchos clientes informan que debían pagar y hacer las transferencias a distintas cuentas bancarias, todas a nombre de la agencia. Si bien algunos de los clientes señalan haber tenido una buena experiencia, otros denuncian fallas en traslados y reintegros que nunca llegaron.
“No creo que recuperemos el dinero”, dice otra de las tantas víctimas de la estafa, desesperanzada. Y cierra” Necesitamos que esta persona, Ángel Cerillano, no siga estafando gente”.