El destacado músico y compositor argentino Lalo Schifrin murió este jueves en Los Ángeles, Estados Unidos, a los 93 años. La información fue confirmada por el medio estadounidense Variety, que indicó que el fallecimiento se debió a complicaciones derivadas de una neumonía que lo había mantenido internado. Su muerte marca el cierre de una de las trayectorias más prolíficas y reconocidas de la música para cine y televisión a nivel mundial.
La noticia tuvo un fuerte impacto tanto en la escena cultural argentina como internacional, ya que Schifrin fue una figura central en la creación de universos sonoros que acompañaron grandes producciones del séptimo arte. Su partida representa la pérdida de uno de los compositores más influyentes y versátiles del siglo XX.
Un legado inmortal: del jazz al cine de Hollywood
Apenas dos meses antes de su muerte, Schifrin presentó su última obra titulada “¡Viva la Libertad!”, en el Palacio Libertad, junto al compositor Rod Schejtman. La sinfonía fue interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Emmanuel Siffert, en un homenaje al espíritu resiliente del pueblo argentino.
Reconocido mundialmente por haber compuesto la emblemática música de “Misión: Imposible”, Schifrin supo combinar estructuras de jazz, música académica y ritmos modernos en composiciones que se volvieron icónicas. También fue el creador de bandas sonoras para filmes como Harry el sucio, Bullitt, The Cincinnati Kid, Tango (de Carlos Saura), y series como Mannix, Starsky y Hutch, entre muchas otras.
Durante las décadas de 1960 y 1970 alcanzó su mayor proyección internacional, consolidándose como uno de los compositores más solicitados por la industria de Hollywood. Su estilo inconfundible se caracterizó por la fusión de géneros y la capacidad de imprimir tensión, drama o dinamismo según lo requiriera cada escena.
Premios, distinciones y consagración en la industria del cine
A lo largo de su carrera, Lalo Schifrin fue galardonado con numerosos reconocimientos, incluidos cuatro premios Grammy y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. En 2019 recibió un Oscar honorario, entregado por Clint Eastwood, en reconocimiento a su contribución invaluable a la música cinematográfica. La Academia de Hollywood ya lo había nominado en varias oportunidades por sus trabajos como compositor.
Además del cine, su talento se extendió a la música sinfónica y de cámara, reafirmando su versatilidad creativa. Con obras que trascendieron la pantalla, Schifrin dejó una marca indeleble en el imaginario colectivo a través de melodías que aún resuenan en generaciones de espectadores y oyentes.
Orígenes y proyección internacional
Lalo Schifrin nació en Buenos Aires el 21 de junio de 1932. Su formación musical comenzó desde muy joven, influenciado por su padre, violinista profesional. A los seis años ya tocaba el piano, y con el tiempo estudió música académica en el Conservatorio de París.
Su salto a la escena internacional se produjo en los años 50, cuando escribió la suite Gillespiana para el legendario trompetista Dizzy Gillespie. A partir de entonces, se trasladó a los Estados Unidos, donde se insertó de lleno en la escena jazzística y cinematográfica. Entre 1960 y 1962, Schifrin ya era una figura destacada en el circuito musical de Nueva York y Los Ángeles, publicó Infobae.
Con su muerte, el mundo despide a una leyenda cuya obra seguirá viva en cada nota que acompañe una película, una serie o una interpretación sinfónica. Su música permanecerá como testimonio de una vida consagrada al arte.
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