Policía partero y padre adoptivo: la emotiva historia del suboficial que ayudó a parturienta
Policías asistieron a una embarazada durante el parto en su casa. Maximiliano y Eugenia son los felices papás de Thiago Ríos, un bebé de 37 semanas, que nació con 2.750 gramos, en la mañana del pasado viernes, en su domicilio y con la asistencia de un grupo de policías.
Se trató de una experiencia inolvidable para los funcionarios policiales de la Comisaría de General Ramírez (departamento Diamante), que, durante su guardia se convirtieron en ocasionales parteros.
Los suboficiales Matías Schimpf y Judith Nievas fueron quienes ejecutaron en la práctica la asistencia sanitaria al parto. Mientras que Martín Figueroa, Adrián Rivero y Alexis Maldonado ayudaron en la contención y la asistencia que la urgencia ameritaba con el padre del niño y el otro niño de 7 años que estaba en la casa.
Cortar el cordón umbilical
Tras el parto domiciliario en el que ayudó a la mujer, el suboficial Schimpf expresó en sus redes que “estoy seguro que Dios nos puso en el camino”, remarcó y subrayó: “soy padre adoptivo y vivir esta experiencia, es algo que no pasa todos los días. Pero es una alegría poder decir `acá estamos´ para ayudar”, sostuvo.
“Mientras mi compañera, Judith Nievas, estimuló al recién nacido, yo tuve el honor de cortar el cordón umbilical, con cuchillo y cordones”, relató el uniformado.
En tanto, este lunes y como reconocimiento a su labor al asistir a la mujer que daba a luz, los efectivos de la Comisaría de General Ramírez, fueron distinguidos por el jefe de policía de la provincia, comisario Claudio González.
El policía partero y su historia
El funcionario policial que ayudó en el parto, manifestó a Radio La Voz, que nunca pudo ser padre biológico y tras asistir a la madre de Thiago, logró experimentar ese singular momento que constituye, ayudar a una madre a dar vida y la llegada de un bebé al mundo.
Matías, el policía partero, contó en declaraciones radiales que es padre adoptivo de una niña con capacidades diferentes. Según indicó el acto de amor, ocurrió cuando la menor tenía dos años de edad y actualmente, tiene 14.
Su historia de vida es conmovedora. Su hija Stefi, padece una severa discapacidad motriz, retraso madurativo y según relató, antes de adoptarla “mucha gente me aconsejaba no hacerlo, por la poca proyección de vida” que la niña tenía. Sin embargo, el amor es más fuerte, se abre camino y la pequeña salió adelante.
El amor se abre camino
El suboficial partero Matías Schimpf, conoció a su hija de manera fortuita. Pero en esas circunstancias desconocidas, en las que el amor se abre camino y un paso precedió al siguiente.
Hace doce años, el policía acudió al domicilio de Elsa Pamberger, una vecina de General Ramírez, para extender un certificado de supervivencia. La pequeña niña estaba en un hogar de guarda. Elsa cuidaba a Stefy como madre acogedora y allí, la conoció Matías.
La pequeña nació el 14 agosto 2010 y desde su primer mes de vida hasta el año y dos meses estuvo a cargo de Elsa, quien la vio por casualidad en el hospital Nuestra Señora de Luján mientras cuidaba a un pariente que estaba internado.
Elsa que, en ese entonces, cuidaba de la niña hasta que alguien pudiera adoptarla le dijo a Matías que “nadie quería adoptarla por padecer una discapacidad”, recordó el suboficial.
En una entrevista con Uno, Matías recordó ese momento: “Besé a la beba en la frente y en un momento, abrió grande los ojos y le dije ‘hola princesa’. Ella, me miraba y cuando se la quise entregar a Elsa, para completar la diligencia, sorpresivamente, la nena se prendió de mi camisa. Quise ponerla en la cuna y se aferró más y me dijo ‘papá’. No podíamos creerlo, pero nadie le había enseñado ninguna palabra. Me puse nervioso porque me dijo papá varias veces y se me llenaron los ojos de lágrimas. Elsa también lloraba”, rememoró.
Matías relató que fue hasta el trabajo de su esposa a contarle y decirle que quería adoptar a esa niña. Tras ese primer encuentro, dialogó con su esposa, María Fernanda Weigandt y decidieron comenzar los trámites para adoptarla.
Un nuevo sueño
“Decían no tenía expectativa de vida, hoy tiene 14 años, camina y, anda”, remarcó Matías.
Stefy, nació con parálisis cerebral severa, retraso madurativo e hipotonía muscular, o sea que no tiene fuerza. Tiene una fisura en el corazón y es una nena que pasó por una desnutrición grave, por lo que no puede alimentarse por la boca, sino asistida por un botón gástrico.
En 2016, comenzaron con un nuevo proyecto, inspirado en su hija Stefy: La Asociación Pequeños Gigantes, que comenzó con su Centro Rehabilitación, Neuroterapia y Equinoterapia en la Casa de la Cultura de General Ramírez.
Según explicaron sobre su idea original, pensaron en los chicos que no tenían los mismos recursos que ellos para acceder a un tratamiento. Esto fue lo que llevó a pensar no solamente en Stefy, sino en los chicos de la ciudad y zonas aledañas. “Por eso, se creó Pequeños Gigantes, y desde el minuto cero, junto a los profesionales que atienden a Stefanía, soñamos con fundar el centro de Neuro Rehabilitación y Equinoterapia”.
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