Parricidio: pericia psiquiátrica a Del Río y otra indagatoria para la empleada

Parricidio: pericia psiquiátrica a Del Río y otra indagatoria para la empleada

Los fiscales que investigan a Martín del Río como aparente autor del crimen de sus padres en Vicente López ordenaron para los próximos días una batería de medidas y testimoniales que buscarán cerrar el círculo sobre el imputado, con una pericia psiquiátrica y psicológica para él, cotejos balísticos y de ADN, apertura de teléfonos celulares y hasta una nueva declaración indagatoria para la primera detenida de la causa, “Nina”, la empleada de las víctimas.

 

Fuentes judiciales revelaron que los fiscales de Vicente López a cargo de la causa, Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semería, firmaron en las últimas horas un dictamen en el que ordenaron la realización de toda una serie de nuevas diligencias.

 

 

Según las fuentes consultadas por Télam, entre las más relevantes, los representantes del Ministerio Púbico dispusieron que Del Río hijo (47) sea sometido a “un exhaustivo peritaje psicológico y psiquiátrico por parte de un equipo interdisciplinario de expertos en salud mental”.

 

En lo formal, los fiscales quieren saber si el comerciante es imputable, es decir, si comprende la criminalidad de sus actos y si es capaz de ser sometido a proceso y estar en juicio pero, en particular, ya preguntaron como punto de pericia si tiene algún tipo de “rasgo psicopático, de mendacidad o de fabulación”.

 

Para ello, le facilitarán a los expertos de la Asesoría Pericial San Isidro todas las piezas del expediente que resulten de interés para su tarea, como su declaración indagatoria de 43 fojas, las testimoniales de su entorno, los videos que lo captaron en momentos clave vinculados al caso, los chats con mensajes de audio y texto hacia sus padres y otras personas mencionadas en la causa, la llamada al 911 que realizó cuando le informaron que sus papás estaban muertos y una carta donde clama inocencia que escribió de puño y letra desde su lugar de detención.

Otra diligencia ordenada por la fiscalía es la apertura del teléfono celular que en forma voluntaria entregó la agente inmobiliaria con la que Del Río mantenía una relación extramatrimonial.

 

Vinculado a lo que fue su testimonio cuando reveló que el 18 de agosto, seis días antes del crimen, Del Río la llevó caminando desde Núñez a Vicente López por el mismo camino en el que el 24 de agosto quedó filmado el “caminante encapuchado” que entró y salió de la casa de las víctimas, los fiscales le pidieron al Centro de Monitoreo Urbano del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires todas las imágenes que encuentren de la pareja, del lado de Capital Federal, en el rango horario que va desde las 15 a las 22.

Otro pedido al Gobierno porteño apunta a que aporte con el Anillo Digital, todas las entradas y salidas que pudieron haber tenido el día del crimen los automóviles a nombre de la esposa y los hijos del imputado Del Río.

 

Lo mismo le pidieron, pero en cuanto a los registros de ingresos y egresos de dichos autos el día del hecho, a la intendencia del barrio Barrancas del Lago del country Nordelta de la ciudad de Tigre, donde vive la familia.

A nivel pericial, los fiscales ordenaron a Policía Científica remitir el “acta LEF” (Levantamiento de Evidencia Física) de los rastros recolectados en el automóvil Mercedes Benz donde fueron hallados asesinadas las víctimas José Enrique Del Río (74) y María Mercedes Alonso (72), para disponer distintos análisis ADN.

Por ello, también dispusieron que el imputado sea sometido a una extracción de sangre para los eventuales cotejos genéticos con los rastros hallados y los elementos secuestrados.

También se envió para su análisis en Policía Científica y la búsqueda de rastros hemáticos, todo el calzado que le secuestraron al menor del hijos del matrimonio asesinado, en sus múltiples domicilios allanados.

 

Si bien los fiscales creen que el arma homicida sería otra que el imputado hizo desaparecer, también mandaron a hacer un peritaje balístico con las dos pistolas calibre 9 milímetros secuestradas en la causa: la Glock hallada en la baulera del departamento que Del Río había alquilado en el edificio “Forum Alcorta” del barrio porteño de Belgrano y otra marca Bersa que fue entregada en una inspección que se hizo de la casa del country San Diego de Moreno donde las víctimas pasaban los fines de semana.

Varios son además los testigos que citaron y, entre los más importantes, están la esposa y el suegro del acusado, la dueña del departamento del edificio Chateau Libertador de Núñez al que De Río había prometido mudar a sus padres pero nunca terminó de comprar, y la responsable de una inmobiliaria.

 

Los fiscales también sorprendieron al citar para ampliar su declaración indagatoria a María Ninfa “Nina” Aquino (64), la empleada de nacionalidad paraguaya que trabajaba hace 12 años en la casa de las víctimas, quien encontró los cadáveres de sus patrones y fue la primera detenida del caso, como presunta “entregadora”, hasta que 13 días después, cuando la investigación se centró en Del Río, recuperó su libertad por falta de pruebas.

Gómez, Musso y Semería la citaron como respuesta a un pedido que había hecho hace varios días -y cuando aún estaba detenida-, su abogado, Hugo López Carribero, para el próximo martes a las 10 en la sede de la UFI Vicente López Este, sobre la avenida Maipú 2963.

Voceros judiciales indicaron a Télam que, como máximo acto de defensa, esta segunda indagatoria podrá ser una oportunidad para que “Nina” despeje todas las dudas y se defina en un futuro su eventual sobreseimiento.

El comerciante Martín Del Río fue detenido el 7 de septiembre, como autor de un presunto doble parricidio, y quedó imputado por “doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa y por el uso de arma de fuego”, delito que prevé como única pena la prisión perpetua.

Para el equipo de fiscales, el menor de los hijos de los Del Río fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casona de la calle Melo al 1100 de Vicente López, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera de la propiedad y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.

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