El actor paranaense, Mauricio Dayub, imprimió sus manos en la Vereda de las Estrellas, ubicada en el tradicional Hotel Hermitage, de la ciudad de Mar del Plata. “Es un día inolvidable, increíble” porque “entre todas las dificultades que tenemos que atravesar todas las personas y obstáculos que tenemos que saltar, en ese salto han crecido alas” para “estar a la altura de Alberto Olmedo, Sandro y de todas estas figuras extraordinarias que están plasmadas ahí”, afirmó.
“Que yo haya podido poner mis manos cerca de personas que admiré siempre y que también admiró mi familia es lo que lo convierte en un hecho extraordinario”, aseguró Dayub a Radio Provincia y señaló que el reconocimiento recibido es producto de “un romance de más de 25 años” con la ciudad de Mar del Plata.
Acompañado por su familia, por amigos y compañeros actores y actrices que este año hacen temporada en Mar del Plata, selló un viejo amor con esta ciudad.
El actor, este año organizó sus presentaciones en dos plazas, CABA y la Costa Atlántica. Y tiene dos obras en cartelera: “El Amateur” y “El Equilibrista”.
“Es como si pasaran pequeños fotogramas, todos los momentos de mi relación con la ciudad, los comienzos…”, dijo Dayub y no buscó disimular las lágrimas.
También se mostró agradecido con la chance de plasmar sus manos y con quienes confiaron en él y en su arte. “Agradezco que la vereda sea grande y que haya quedado un cuadradito”, dijo, en el que pueda incluir su nombre publicó La Capital de Mar del Plata.
En el acto estuvieron presentes numeroso público, el productor Carlos Rottemberg, el actor Miguel Angel Rodríguez y su compañera de la obra “Quieto”, Florencia Naftulewicz, los humoristas Ariel Tarico y David Rotemberg, el secretario de Cultura de la Nación Leo Cifelli y el músico marplatense Sebastián Del Hoyo, entre otros amigos del querido actor.
A modo de balance, Dayub recordó los tiempos en que se instalaba en el hoy desaparecido teatro La Subasta para desarrollar sus espectáculos, en una calle como Güemes que era atípica para la movida teatral de los años ’90.
“La estrategia que tengo hoy, de decir que hago teatro con garantía y que si no te gustó la obra te devolvemos el dinero, me la ofreció Carlos Rottemberg”, en sus primeros años de actor. “Yo no me animé a llevarla a cabo porque me parecía muy jactancioso, tuvieron que pasar 25 años para que me anime”, dijo.
“Había una euforia donde se mezclaba una fuerte vocación, muchas ganas, juventud, fue uno de los momentos hermosos de los tantos que viví en esta ciudad”, evocó sobre su arranque teatral en temporada, con obras como “Adentro”, por ejemplo.
Sobre el rito de dejar las huellas de sus manos en la conocida vereda, el actor que este verano desarrolla sus espectáculos desde el teatro Neptuno, indicó que “supera lo que uno se puede imaginar”.
“Hay cosas que nos fueron pasando en la vida en los últimos años que no me lo llegué a imaginar. Acá están las manos de Sandro, de Guy Williams, de Olmedo, no podía imaginarme compartir la vereda” en los tiempos en que se encontraba en Paraná, Entre Ríos, de donde se oriundo.
Dayub indicó que el hecho de dejar sus manos en una vereda en la que muchísimos famosos están ahí supone, a su vez, recordar su propio origen.
“Son artistas que no solo admiraba yo, mis padres, mis hermanos, mi barrio, La Alcantarilla en Paraná, es un tiro por elevación, estoy como igualándome simbólicamente con ellos y genera una emoción muy particular, es algo inesperado, que te sorprende y que no te lo podes creer del todo. Así lo vivo, como si fuera un sueño y como si mañana la vereda volviera a ser la vereda de antes sin mis manos”.
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