Cristina Kirchner en Corrientes fue la protagonista de un acto político donde volvió a tomar un rol central dentro del peronismo, en un contexto marcado por la expectativa ante un posible fallo de la Corte Suprema en la causa Vialidad. “Me gatillaron en la cara, porque me quieren presa o muerta”, denunció con dureza ante una multitud reunida en Paso de los Libres, Corrientes, donde también respaldó la candidatura a gobernador de Martín Ascúa, actual intendente del municipio.
La exmandataria pidió no victimizarse, sino organizarse frente a lo que calificó como una persecución judicial: “Tenemos que tener en claro que nuestra obligación como militantes nacionales y populares es no llorar sobre la leche derramada, sino la de volver a organizarnos”. Además, advirtió que “hay que estar atentos a que me metan presa” y cuestionó que le impidan competir electoralmente: “Si estoy acabada, ¿por qué no me dejan competir?”.
Kirchner cargó contra los sectores judiciales y mediáticos que, según ella, buscan proscribirla: “En el fondo, los que tienen miedo son ellos. Solamente la gente que tiene miedo y odio trabaja de esa manera”.
Apoyo político y revisión de sus gobiernos
Durante su discurso, Cristina Kirchner en Corrientes reivindicó los logros de sus gestiones al frente del Poder Ejecutivo Nacional. “Lo que nunca me van a perdonar es que en esos 12 años y medio pudimos lograr los niveles de desempleo más bajos, pero también el nivel de participación de los trabajadores de toda la historia del PBI nacional: más que el 50-50 que siempre tuvo el peronismo”.
En contraste, apuntó contra los gobiernos que la sucedieron: “Esa derecha mafiosa y cínica que en el 2015 le prometió a los argentinos que no iban a perder nada de lo que tenían; que solo iban a cambiar lo malo y que lo que estaba bien lo iban a dejar”.
Al recordar el regreso del peronismo al poder en 2019, afirmó: “En el 2019, no volvió Cristina: volvió el pueblo que quería una vida mejor”.
Críticas al presente y defensa del modelo nacional
Cristina Kirchner en Corrientes también hizo una férrea defensa del rol del Estado, especialmente en lo social. “¿Cómo la gente se va a olvidar que necesita medicamentos para los jubilados del PAMI o que tener un hijo discapacitado no puede ser una maldición de Dios? Energúmenos y bestias que le dicen a la gente que el Estado no tiene la culpa”, expresó, en referencia a las políticas de ajuste del actual oficialismo.
Además, envió un mensaje claro a las provincias: “Todas las veces que los argentinos vivieron bien y tuvieron buenos salarios, no fue por mérito de ningún gobernador, sino por mérito de un proyecto nacional. A ver si se avivan, giles”.
Con un tono desafiante y emotivo, la ex presidenta cerró su discurso señalando: “Podrán meterme presa a mí, no importa. Lo que nunca podrán evitar que vuelva es el pueblo, que tiene una identidad y una historia en la Argentina; hay una clase media que quiere vivir mejor; hay trabajadores que quieren ganar mejores salarios”.
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