Con 75 años y más de cuatro décadas sobre la bicicleta, el ciclista paranaense José Antonio Machado vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida deportiva. En Asunción del Paraguay, donde se disputó el Campeonato Panamericano de Ciclismo Máster, logró dos medallas de bronce: una en contrarreloj y otra en pelotón.
“En la contrarreloj salgo tercero y en la de pelotón también tercero. Me ganan dos chilenos en la contrarreloj y en pelotón me gana el mismo chileno y un argentino”, relató Machado, todavía conmovido por la experiencia.
Su trayectoria deportiva comenzó hace 41 años, pero el 2025 quedará marcado como el año en que finalmente subió al podio internacional. “Nunca me había podido subir a un podio en un campeonato argentino y este año se me dio. Siempre salía cuarto, quinto o sexto, pero ahora, gracias a Dios, se me dio. Una emoción que nunca había tenido”, confesó con humildad.
De los entrenamientos caseros al podio continental
Machado no sigue una rutina de entrenamiento profesional ni dietas estrictas. “Todo natural, lo que cocina mi señora o a veces cocino yo. Complemento ninguno, nunca me cuidé como un ciclista”, dijo entre risas, destacando que la constancia fue su mejor aliada.
Su esposa, Silvia Rebechi, ha sido su compañera inseparable durante más de medio siglo. “Tanto los hijos como yo siempre lo alentamos a seguir y a conseguir más logros. Cuando salió campeón y subcampeón argentino, los chicos le dijeron: ‘Bueno, papá, ahora al Panamericano’. Y allá fue, sin expectativas, solo a disfrutar. Pero trajo dos medallas, así que fue increíble”, contó con orgullo.
La pareja lleva 51 años de casados, y su historia está marcada por el esfuerzo compartido. “Empecé a correr a los 34 años. Antes no tenía bicicleta. Cuando mi hijo empezó la secundaria y dejó de competir, me compré una bici y seguí yo. Desde entonces no paré más”, recordó José.
“Siempre fui protagonista, nunca me gustó perder”
El ciclista paranaense admitió que, incluso con la edad, mantiene intacto el espíritu competitivo. “Siempre me gustó pedalear bien y ser protagonista. A mí nunca me gustó perder. Siempre iba para ganar”, afirmó.
Recordó también el exigente entrenamiento junto a su compañero de ruta, Carlos Vázquez, a quien consideró clave en su preparación. “A veces llegaba a casa, ni comía y me acostaba a dormir del cansancio. Pero gracias a eso pude salir campeón argentino”, señaló.
Machado confesó que, a pesar de las dificultades, su motor siempre fue la pasión. “Era algo que no se puede explicar lo que uno siente cuando llega a la meta y ve la bandera. Son 41 años corriendo, siempre cerquita del podio, pero me ganaban por segundos, por décimas, por media rueda. Este año se nos dio todo, así que muy feliz”.
