Camila, la nueva reina consorte de Inglaterra tras la proclamación de Carlos
Carlos III fue proclamado oficialmente como rey del Reino Unido este sábado, en una ceremonia llena de simbolismos en el Palacio de Saint James.
El público se ha acostumbrado a ver a Camila al lado de su marido en los principales eventos y celebraciones nacionales e internacionales, pero como ella misma ha admitido, no ha sido nada fácil.
Pocas mujeres han sido tan vilipendiadas públicamente como Camila Parker Bowles. Fue “la otra mujer” en la ruptura matrimonial del siglo, comparada sin cesar con Diana, princesa de Gales.
Al elegir a Carlos, puso su vida patas arriba. Durante años fue acosada por la prensa y su carácter y apariencia fueron atacados sin descanso. Pero ella capeó el temporal y poco a poco fue consolidando su posición como el miembro femenino más importante de la Familia Real.
Ha sido todo un viaje para la mujer de la que, se dice, el príncipe Carlos se enamoró inmediatamente cuando se conocieron a los 20 años.
La plena aceptación de la reina Isabel II tardó en llegar, pero en sus últimos años fue inequívoca en su apoyo a Camila. Puede que la nueva reina nunca consiga la plena aprobación del público, pero como ella misma dijo en una entrevista con la revista Vogue a principios de este año: “Me sobrepongo a ello y sigo adelante. Hay que seguir con la vida”.
Su infancia y juventud
Casarse con el heredero del trono no era el futuro previsto para Camila Rosemary Shand, que nació el 17 de julio de 1947. Su familia era de clase alta, rica y con buenas conexiones, pero definitivamente no era de la realeza.
Creció en un entorno muy unido y cariñoso, jugando con su hermano y su hermana en una pintoresca finca familiar en Sussex, en el sureste de Inglaterra. A su padre, Bruce Shand, oficial retirado del ejército, le gustaba leerle cuentos antes de dormir, y su madre, Rosalind, llevaba a los niños al colegio, a las actividades y a la playa. Fue una infancia muy diferente a la de Carlos, que pasó largas temporadas sin sus padres mientras estos viajaban por el mundo.
Una escuela en Suiza preparó a Camila para la vida como debutante en la sociedad londinense. Era popular, y desde mediados de los años 60 mantuvo una relación intermitente con un oficial del ejército británico llamado Andrew Parker Bowles.
La relación con Carlos
A principios de los años setenta fue presentada al joven príncipe Carlos. Según Jonathan Dimbleby, que escribió una biografía del príncipe, “ella era cariñosa, no tenía pretensiones y -con toda la intensidad del primer amor- él perdió su corazón por ella casi de inmediato”.
Pero el momento no era el adecuado. Carlos apenas tenía 20 años y estaba haciendo carrera en la Marina. A finales de 1972 partió para un despliegue de ocho meses en el extranjero. Y mientras estaba fuera, Andrew le propuso matrimonio a Camila, y ella aceptó. ¿Por qué no esperar a que Carlos se lo pidiera? Los amigos han especulado que simplemente nunca se vio a sí misma como material para ser reina.
Por muy dolido que se sintiera Carlos, siguieron formando parte de la vida del uno y el otro. Se movían en los mismos círculos sociales, Carlos y Andrew jugaban al polo juntos, y la pareja pidió a Carlos que fuera el padrino de su primer hijo, Tom. Las fotografías de Carlos y Camila en encuentros de polo muestran una relación relajada.
“Un matrimonio de tres”
En el verano de 1981, Carlos había conocido y propuesto matrimonio a la joven Lady Diana Spencer. Pero Camila seguía formando parte de su vida. En el libro “Diana: Su verdadera historia”, el autor Andrew Morton detalló cómo Diana estuvo a punto de cancelar la boda dos días antes de que se celebrara, después de encontrar una pulsera que Carlos había mandado hacer para Camila con las letras “F” y “G” grabadas -sus nombres cariñosos eran Fred y Gladys-.
Que Diana tuvo problemas con la relación de Camila con su marido es indudable. Carlos insistió en que sólo reavivaron su romance cuando su matrimonio se había “roto irremediablemente”. Pero como Diana declaró de forma tan memorable en la ahora desacreditada entrevista de la BBC de 1995, “éramos tres en este matrimonio”.
A medida que los matrimonios de Carlos y Camila se deterioraban, la prensa comenzó a recoger cada vez más detalles de su relación. Quizás el que más revuelo causó fue el revelado en una llamada telefónica nocturna grabada en secreto en 1989 y hecha pública cuatro años después. En ella, Carlos hablaba de querer ser el tampón de Camilla, lo que dejó claro el nivel de intimidad entre ellos.
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