Barbara Harvey, una popular instagramer correntina, denunció hace unos meses que sufrió violencia obstetricia en su primer parto. Producto de eso, su hijo padecía, según sus palabras, “daño neurológico por hipoxia perinatal a causa de la negligencia médica”.
Este domingo se conoció que su hijo, Joaquín falleció. El bebé tenía dos años y su mamá confirmó por sus redes sociales que “Joaco” murió el sábado por la noche y agradeció “por haberlo querido tanto”.
La mujer se había animado a denunciar las irregularidades que padeció en el parto por una obstetra y que habrían perjudicado la salud del pequeño. Su denuncia destapó ciento de casos similares.
En la madrugada el pequeño murió y la madre lo despidió con una emotiva carta.
La denuncia
La influencer de Corrientes, había realizado en septiembre de este año una fuerte denuncia sobre la dura experiencia que le tocó vivir cuando tuvo a su bebé hace dos años.
Se animó a narrar cómo vivió su parto y las consecuencias que sufrió por la mala praxis de la ginecóloga obstetra responsable del nacimiento de su hijo.
«Me dejó sola en la sala de partos. Me tuve que subir sola a la camilla con las tijeras sujetando el cordón umbilical. Me dijo: ‘si no sale, en la próxima te ayudo (tardó como 10 pujos más en salir). No intervino de ninguna manera para acelerar el expulsivo. Me hizo sentir culpable y no supo darme explicaciones de lo sucedido», contó a través de una serie de historias de Instagram.
«Joaquín tenía ocho días de vida cuando la obstetra nos citó para charlar afuera de su casa. Me escribió por WhatsApp, quería hablar conmigo. Decidimos ir pensando que nos pediría disculpas, que reconocería su error, que nos daría explicaciones. Nada más lejano a eso», expuso la joven.
«Nos dijo que ella notaba en Joaquín síntomas de miedo. Y que ella notaba mucho miedo a su alrededor. Que nosotros no podíamos manejar el miedo de los demás, pero sí el nuestro», continuó.
Luego, la instagrammer amplió su relato: «De lo único que se disculpó fue por haber dicho que no nos iba a dar falsas esperanzas con respecto a la vida de Joaquín, porque en verdad sus posibilidades son infinitas».
«Pero nos tiró la mochila a nosotros. Padres primerizos, jóvenes y asustados por todo lo que nos tocaba vivir», sentenció.
En otra parte de su descargo, Bárbara repitió las terribles palabras que dijo haber escuchado en boca de la médica: «Ustedes dijeron que lo aceptarían como sea, ¿o no? Entonces véanle la cara a la muerte. ¿Y si se muere? Denle la cara, sin miedo».
«Ese día los dos terminamos más vacíos que antes, con más angustia y con más preguntas sin respuestas. Nunca nos preguntó por él, cómo estaba. Se borró», expresó Harvey.
En esa línea, la joven contó que conoce al menos a tres mamás que vivieron una experiencia similar. «Hoy nosotras como madres y familia tenemos que pagar las consecuencias de su irresponsabilidad y falta de profesionalismo», pronunció.
A su vez, la influencer sostuvo: «Todas fuimos embarazos de bajo riesgo, todas por parto natural, todas sufrimos violencia por parte de esta doctora. Somos al menos tres que tenemos hijos con daño neurológico por hipoxia perinatal. Sin explicaciones. Y no es justo que esto se siga repitiendo».
A partir de su inquietante relato, la joven mamá recibió numerosas respuestas con mensajes de mujeres que dijeron vivir en carne propia violencia obstétrica con la misma profesional de la salud.
Más tarde, Bárbara puso en palabras más recuerdos que fue soltando cuando se animó a contar públicamente su terrible experiencia, que logró asimilarlo por completo después de dos años.
«A 48 horas del parto, aún no me daban el alta. Joaquín estaba intubado en neonatología e inducido a coma farmacológico. La doctora me recomendó a una mujer que me podía enseñar ‘Masajes Shantalla’. La señora vino a la clínica con un peluche, nos mostró la técnica y nos dejó una carpeta», expresó.
«Nos cobró 2 mil pesos (abril 2019). Los masajes no podían ser realizados al paciente intubado, inconsciente y, para colmo, con severa hipotonía muscular. Se pusieron a currar con nuestra desgracia», manifestó indignada. «La doctora me mandó a tomar jugo con semillas de lino para mis emociones. Y podría seguir, es una vergüenza, se tiene que saber ya», sostuvo Bárbara.