Un número cada vez mayor de médicos que conforman el Team Covid de los 10 hospitales agrupados en el sistema de salud de la Emory University de Atlanta reportaron la misma complicación: un extraño problema con la sangre.
Pero a pesar de que le habían suministrado anticoagulantes, continuaban desarrollando inusuales coágulos. Cuando todos los profesionales informaron sobre idénticos panoramas Craig Coopersmith, el jefe del equipo, dijo: “Fue el momento en que supimos que teníamos un gran problema”. Lo mismo estaba ocurriendo en otros centros de salud.
Pero esta novedad traía consigo otra complicación.
La mayoría de los profesionales que se prepararon para combatir el coronavirus Sars-CoV-2 tenían en mente otro tipo de agravamientos: problemas pulmonares, en los riñones, cerebro, corazón, intestino, hígado… pero no en la sangre.
La preocupación crece de tal manera entre los profesionales de la salud que algunos plantearon la controvertida posibilidad de dar anticoagulantes preventivos a todos los enfermos de COVID-19.
Pero no sólo los casos descriptos por Coopersmith en Atlanta fueron así. Autopsias alrededor de todo el mundo muestran que los pulmones de las víctimas fatales del coronavirus tenían cientos de microcoágulos en su interior en lugar de lo que suelen ver cuando tratan una neumonía. Algunos de ellos, “errantes”, en ciertos casos viajaron a la cabeza o al corazón de los pacientes, provocando ataques cardíacos o hemorragias cerebrales.
“El problema que tenemos es que, si bien entendemos que hay un coágulo, todavía no entendemos por qué hay un coágulo. No lo sabemos. Y por lo tanto, tenemos miedo”, dijo el doctor Lewis Kaplan.
Fuente: InfoBae