Son albañiles de Gualeguaychú y barren veredas “a voluntad” para poder comer

Abr 22, 2020

La situación de Néstor y Gabriel es la que atraviesan miles trabajadores del sector en este momento. La construcción no ha sido incorporada a las excepciones de la cuarentena, entonces quienes vivían de la actividad deben generar ingresos de otra manera. “¿Le barremos la vereda?, es a voluntad”, se presentan.

Cada familia es un mundo, se suele decir. Y es verdad, todos tenemos nuestras particularidades y maneras de transitar el día a día, de encarar desafíos y de sobrellevar malos momentos. Pero, en situaciones excepcionales como la actual Emergencia Sanitaria (Emergencia total, a esta altura) por el Coronavirus hay realidades que (lamentablemente) empiezan a ser comunes entre cada vez más personas.

El corte de la construcción, uno de los sectores que más empleo genera en el país, significó la pérdida de la fuente de ingresos para muchas familias que viven de eso. La historia de Néstor y Gabriel ilustra el difícil momento al que debe hacerle frente este sector de la sociedad.

“¿Le barremos la vereda?, es a voluntad”, se presentan, después de golpear la puerta de algún vecino de la ciudad de Gualeguaychú. Son las cinco de la tarde y la complicidad del otoño hace que la oferta sea considerable: La calle está llena de hojas secas.

Néstor tiene 48 años y “toda una vida” trabajando en la construcción. “Soy oficial capacitado”, cuenta, entre dientes.

“Se paró el tema de la construcción y la obra en la que estábamos, entonces salimos, casa por casa, para hacer este trabajito, podar árboles, limpiar vidrios o algún trabajo de jardinería”, agrega.

“Arrancamos hace diez días más o menos. Salimos nosotros dos, por un lado, y mi mujer con la prima de él, por otro. Ella hace trabajos en casas de familia, pero ahora se cortaron todos menos uno, entonces nos acompaña. Si no nos pueden ayudar con plata, nos dan mercadería, ropa, cualquier cosa que a nosotros nos pueda servir en este momento”, asegura, apoyado en el viejo escobillón.

Hace poco más de una semana, la rutina es la misma: salen a las 7.30 de la mañana hasta las 13.30, “cuando la gente empieza a sestear”, y “si no tenemos trabajo, cortamos hasta las cuatro y media, hora en la que retomamos”.

“Andamos con barbijo y documentos, porque también corremos el riesgo de que nos paren”, reconoce Gabriel, y saca el tapabocas de su bolsillo derecho. Y asegura que “anda bastante gente en la calle, rebuscándoselas como puede, juntando cartones, botellas?”.

Ambos están agradecidos con la respuesta de los vecinos de Gualeguaychú. “La gente se ha portado re bien”, reconocen y hasta dejan su número de teléfono para quienes necesiten algún trabajo de este tipo (3446 507556). “Es como todo, hay gente que no tiene y que la está pasando mal también, por eso lo nuestro es a voluntad”, repiten. Y responden con un “más vale”, como ensayado, a la pregunta por si van a volver a la construcción cuando la actividad se reactive.

La pregunta es cuándo. La misma que se hacen miles de familias en estos tiempos de aislamiento social obligatorio, cuidados preventivos y bolsillos flacos.

Fuente: El Día