La protagonista es Julie Yacoub de Perth, Australia.
Los problemas empezaron a suceder cuando se tiñó el pelo a los 22 años y experimentó una reacción alérgica leve por efecto de la tintura, pero le dio poca importancia.
Sin embargo, varios años después volvió a teñirse.
Pensó que la reacción que había tenido aquella vez había sido aislada y que no volvería a suceder, pero se equivocaba.
La mujer compró un kit de tintura, lo mezcló y lo aplicó. Dejó actuar el producto unos 15 minutos. Todo parecía estar bien, no tuvo irritación ni hormigueo durante o inmediatamente después de ponérselo.
Pero mientras estaba en el trabajo al día siguiente, le empezó a picar el cuello, le pidió a un compañero que la mirara y resultó ser que tenía la piel quemada.
Preocupada, Julie tomó un antihistamínico, y esa misma noche, sintió presión en la cabeza.
La hinchazón estaba en aumento y al tercer día luego de que comenzó el mal estar, la mujer no podía abrir uno de sus ojos y el otro párpado estaba casi cerrado.
“Cuando me desperté y no podía abrir los ojos, mi reacción inicial fue de pánico y llamé a mi madre que me llevó al hospital”.
Los médicos le dijeron que los antihistamínicos y los esteroides que ya estaba tomando controlarían la reacción y le recetaron antibióticos para tratar la infección causada por la acumulación de líquido en el rostro.
La mujer afectada compartió su historia para alertar a la gente que “esto es real y que puede suceder”.
Su consejo es hacer una prueba de parche con cualquier tipo de tinturas o químicos que se use.